lunes 29 abril
Opinión  |   |

Relatos cortos sin recortar (Situaciones humanas cotidianas) (25-7-2014)

Situaciones humanas cotidianas

El político recibió una caja enorme. Y como pasó por el scanner sin problema, la caja le fue entregada en mano. Y cuando la abrió en presencia de su secretaria, saltó un enorme payaso de su interior por el efecto de un muelle. El payaso llevaba en sus manos un gran cartel que rezaba: “Eres un payaso, pero no como yo que me gano la vida trabajando de de forma honesta y honrada”. Pero el tipo político ni se dio por aludido. Y mandó a su secretaria que tirase a la basura la caja, el payaso y el cartel. Algunos son tan despreciables, que no les agrada que los definan. A la secretaria le dio un ataque de risa. Y el tipo se puso muy serio. Era un político sin ningún sentido del humor.

El tipo entró en el bar con una estupenda borrachera. Y le dijo al camarero que como el establecimiento no era una farmacia, que le pusiese un buen güisqui doble. Y que si por casualidad fuese una farmacia, continuó el tipo, que se tomaría una caja de aspirina para que se le quitase la curda etílica tan enorme que llevaba. Y el camarero sin inmutarse, le dijo que le podía poner unas aspirinas revueltas con frutos secos, y que si el señor lo veía conveniente para su borrachera. Algunos son tan idiotas, que además de borrachos son estúpidos como esos que se meten el dedo en el esfínter del culo y exclaman: “No estoy borracho, lo que estoy es podrido”. Beber embrutece a los brutos.

Cuando fue desbarbado mi vecino de arriba, un tipo que todo el día está moviendo los muebles de un lado para otro, me planteé afeitarme. Y por si a mí me cortaban la barba de la misma forma que se la rasuraron a él. Unos tipos llegaron a su casa, iban vestidos de funcionarios públicos con identificación municipal, y le dijeron que venían de parte del ayuntamiento para afeitarlo. Y porque ya había entrado en vigor el bando del alcalde por el que se prohibían las barbas con más de un centímetro de largura. Y también los bigotes y las perillas. El gobierno municipal no esta dispuesto a tolerar más barbudos en la ciudad. Aquella ciudad parecía progresista, pero era muy conservadora.

Mi mujer me ha dejado. Se ha ido a vivir con su mejor amiga. Ahora vive con su amiga de la infancia y del colegio de monjas. Me ha mandado una nota en la que me asegura, que su honorable lesbianismo ha salido del armario como un abrigo que toma la puerta y se marcha con una gabardina a tomarse unas copas, y para no volver nunca jamás al armario que está protegido con productos antipolilla. Mi ex mujer, también me dice en la nota que su amiga íntima le hace el amor con mucha más frecuencia que yo. Y que es mucho más cariñosa y besucona. Y también me recuerda, que a los ocho niños pequeños que tenemos de nuestra vida marital infrecuente hay que bañarlos todos los días.

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