martes 19 marzo
Opinión  |   |

Salir, pensando en las personas

Hace unos meses nadie sabía lo que significaba Covid-19, el coronavirus, y mucho menos, que como consecuencia de su propagación nos íbamos a ver afectados en una crisis, a nivel mundial, con derivaciones de diversa índole. A principios de este año era difícil imaginar que todos los colegios se iban a cerrar; que gran parte de la actividad comercial (salvo los de alimentación y alguna que otra excepción) tenían que echar abajo las persianas; que miles de cofradías durante la semana santa se verían igualmente afectadas por el estado de alerta, impidiendo que sus pasos salieran a las calles; que la liga de futbol suspendiera su calendario.... nadie imaginó, a principio de este año, que celebraríamos la llegada de la primavera confinados en nuestras casas y guardando extremas medidas de higiene, en lugar de hacerlo en la calle rodeado de tus amigos o familia.

Hoy sin embargo, no hay persona en este mundo que no tenga una mínima noción del peligro en el que estamos inmersos. Y el riesgo no es sólo para nuestra salud, sino también para el tipo de sociedad en el que vivimos. Es indudable que a día de hoy la gran preocupación que nos embarga a todos es la salud. Desgraciadamente la extensión del virus, está haciendo cada vez más irremediable que tengamos, o que pueda verse, a alguien afectado. Estamos por tanto preocupados, no solo por nosotros mismos, sino también por nuestros mayores, por los que nos rodean.

Pero esta crisis va a poner de relieve diversos aspectos que, aunque sea, debemos de ir pensando.

En primer lugar se van a manifestar una, inevitable, serie de efectos socioeconomicos de gran calado. A día de hoy son muchas las personas que como consecuencia de la declaración del estado de alarma están viendo peligrar su empleo; es evidente que por el obligado confinamiento muchos contratos laborales se han suspendido temporalmente; que muchas pequeñas y medianas empresas, autónomos la mayoría, han tenido que cerrar su negocio. Y aunque el Gobierno de España ha dictado medidas de protección de carácter temporal, nadie oculta que cuando esto acabe se podrán plantear nuevos escenarios de crisis por lo que con toda seguridad se deberán de adoptar un conjunto de medidas para reactivar la economía, y que nos permita volver a una senda de crecimiento sostenible y equilibrado.

En segundo lugar se está demostrando que ante situaciones adversas, la población es capaz de adoptar una actitud de disciplina tanto colectiva como individual. No tenemos punto de comparación, pero sí podemos decir que la gran mayoría de personas hemos ido siguiendo las indicaciones que el Gobierno ha ido dictando. Y en este sentido cobran un papel esencial todos aquellos trabajadores que hacen posible que podamos seguir viviendo, aún confinados. Todas aquellas personas que día a día continúan en los comercios de alimentación; las que hacen posible con el transporte que las mercancías lleguen a su destinos puntualmente; las de la agricultura que siguen proporcionando productos; las de la limpieza; o la energía. Todas ellas, y con todas las adversidades del mundo, hacen posible que el país no se pare del todo. Es verdad que existen excepciones. Y dentro de esa minoría se pueda resaltar, por lo negativo, la indebida propagación de bulos o noticias falsas que si son preocupantes en cualquier situación, en estos momentos deben de tener un reproche social aún mayor.

En tercer lugar está poniendo de relieve la importancia de un Estado en donde tienen que prevalecer los valores de la igualdad y la justicia. El confinamiento está sacando a la realidad una importante desigualdad. No es igual quienes se mantienen confinados en 45 metros cuadrados, sin conexión de banda ancha, sin comodidades, y con cortes de luz continuos que quienes tienen a su alcance mayor confort. Este aislamiento está demostrando que, desgraciadamente a día de hoy, son muchas las personas que no viven adecuadamente, y ahora con la necesidad de quedarse en casa se hace más palpable.

Por ultimo está poniendo en valor a un sector publico maltratado enormemente en la crisis económica de 2008, y que hoy está siendo el motor de esperanza de toda la población. Estoy convencido que sin todas aquellas personas que prestan sus servicios en la sanidad publica, en la investigación, la Policía, Guardia Civil, Bomberos, el ejercito … esta crisis sería mucho más grave y tendríamos menos confianza y seguridad en la solución que pronto se alcanzará.

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Columnista
José María Corpas

Concejal del Grupo Municipal Socialista y Secretario de Política Municipal del PSOE de Granada capital

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