viernes 26 abril
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Cómo evitar los piojos para afrontar el regreso al 'cole'

Los tratamientos naturales son una solución eficaz para evitar contagios y luchar contra ellos cuando ya se han instalado en el cuero cabelludo

Emplear una lendrera dos o tres veces por semana ayudará a suprimirlos. Foto: Mifarma

En verano no hay que ir al colegio, pero los pijos no se van de vacaciones. De hecho, el período estival es uno de los más críticos para esta afección, sobre todo en los campamentos, las colonias y las piscinas.

Un caldo de cultivo ideal para el contagio, ya que los niños comparten un mismo espacio y objetos personales. Por eso también es muy importante tomar medidas para prevenir el contagio de cara a la vuelta al cole en septiembre.

“En contra de la creencia popular, los piojos no pueden saltar, volar ni nadar y solo pueden adquirirse por contacto directo de cabeza a cabeza”, afirma Reme Navarro, cofundadora y consejera delegada de Mifarma. Viven junto al cuero cabelludo y se alimentan de sangre, lo que puede provocar picor.

El principal problema de estos parásitos es que crecen y se multiplican muy rápido. Una hembra pone entre 5 y 10 huevos al día (las liendres), que eclosionan y se convierten en piojos a los 7 días.

Por esta razón, es imprescindible estar atentos a los signos de picor que aparezcan. Para evitar el contagio de los más pequeños de la casa durante los meses más calurosos, Mifarma recomienda adoptar los siguientes consejos:

  1. Prevenir el contagio: existen remedios naturales que funcionan como repelentes de piojos, como el aceite del árbol del té, coco, ylang-ylang, neem y otras plantas aromáticas. Unas gotitas detrás de las orejas ayudarán al peque a no contagiarse. También el uso de gominas, lacas y acondicionadores puede ser efectivo, ya que estos productos hacen que a los parásitos les sea más difícil agarrarse. También es conveniente lleven el pelo recogido o atado.
  2. Desinfectar con agua muy caliente o alcohol todos los objetos susceptibles de transportar este tipo de insectos, como peines, gorras o toallas, y evitar, en la medida de lo posible, que el niño los comparta.
  3. Lavar frecuentemente las toallas, la ropa de vestir, la ropa de cama (almohadas, sábanas y colchas) y las fundas y cojines del sofá.
  4. Revisar el cabello: si el niño se rasca mucho la cabeza, convendría realizar una inspección minuciosa. La lendrera, el tradicional peine de púas para piojos, resulta un elemento muy eficaz para esta revisión. En caso de encontrar evidencias, se debe avisar a su entorno para prevenir la propagación y revisar al resto de miembros de la familia.
  5. Aplicar un tratamiento pediculicida: solo en caso de haber encontrado piojos vivos se debe aplicar un producto para su eliminación. En la actualidad, estos productos han evolucionado muchísimo, y en pocos minutos se puede acabar con los parásitos y las liendres sin tener que soportar malos olores o abrasiones en el cuero cabelludo. No obstante, todos los tratamientos deben repetirse a los 7-10 días, pues es el plazo en que los nuevos huevos tardan en eclosionar.
  6. Emplear una lendrera dos o tres veces por semana: sobre una toalla blanca, peinar el cabello húmedo durante 5 o 15 minutos, dependiendo de la longitud del pelo. Para ayudar a que las liendres se desprendan con mayor facilidad, se puede humedecer el cabello con una mezcla a base de vinagre blanco y agua.
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