viernes 26 abril
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El prolífico pintor Zaafra retrata la adicción a la morfina

Su obra se puede ver en la Sala de Exposiciones del CALC a partir de este jueves

Zaafra ha realizado centenares de exposiciones tanto individuales como colectivas por todo el mundo. Foto: aG.

Zaafra ha realizado centenares de exposiciones tanto individuales como colectivas por todo el mundo. Foto: aG.

El Centro Artístico, Literario y Científico de Granada (CALC) inaugura este jueves 2 de octubre la exposición de pinturas que el artista granadino Zaafra realizó para ilustrar la obra titulada “Morfina” del escritor ucraniano Mijail Bulgakov. Será a las 20:00 horas en la Sala de Exposiciones de la Calle Almona del Campillo, 2, donde el CALC tiene su sede.

Una semana más tarde, el jueves 9 de octubre, el CALC presentará en el mismo lugar y a la misma hora, el libro en sí, publicado de nuevo en España por Ediciones Traspiés, que a diferencia de todas las publicaciones anteriores de un sinfín de editoriales, cuenta precisamente con las ilustraciones de este artista granadino, lo que la convierte en una edición única y singular.

Zaafra

David González López, Zaafra, nació en Granada en 1948. Aunque estudió Arquitectura Técnica, pronto se inició en su verdadera vocación, la pintura y el dibujo. Convertido en pintor, artista plástico e ilustrador profesional, desde hace mas de 35 años, ha realizado centenares de exposiciones tanto individuales como colectivas por todo el mundo. Ha vivido y trabajado como artista en Francia, Alemania, Holanda, Bélgica, y Suiza. Actualmente reside y trabaja en Huétor-Vega.

Entre las exposiciones individuales más importantes caben destacar las del Centro Cultural de Madrid, Casa Elizalde de Barcelona, o el Centro Cultural Manuel de Falla de Granada.

Entre los varios miles de retratos realizados por Zaafra destacan los del Rey Juan Carlos de España, en su actividad como diseñador en cartelería, tiene un bagaje que supera con creces el centenar de carteles, de muy diversas temáticas, y como ilustrador, ha realizado obras para medio centenar de ediciones en muy diversos formatos. En el campo de la bibliofilia y el coleccionismo, destacan las dos ediciones litográficas sobre “Don Quijote” (Zaafra ha realizado una colección de quinientos dibujos originales inspirados en la universal Obra de Cervantes), Don Quijote de la Mancha.

Entre sus futuros proyectos artísticos-litográficos sabemos que prepara los titulados “El cantar de los Cantares” y “Rincones, Rabinos y Leyendas de Jerusalén”. Ha realizado recientemente una gira artística por México con exposiciones en Aguascalientes y México DF, presentando ediciones y leyendo conferencias. En Septiembre de 2011, realizó su tercer viaje a Costa Rica donde realizó el gran mural de 44 metros cuadrados titulado “El Flamenco Patrimonio Oral de la Humanidad” en el hall de la Universidad Técnica Nacional de Costa Rica.

El autor de "Morfina"

Mijaíl Bulgákov nació el 15 de mayo de 1891 en Kiev (Ucrania) que entonces formaba parte del Imperio Ruso. Su padre era profesor asistente en la Academia de Teología de Kiev y sus abuelos, ambos, clérigos ortodoxos. Con el estallido de la Primera Guerra Mundial, se ofreció como voluntario en la Cruz Roja, y fue enviado de inmediato al frente de guerra, donde fue herido de gravedad al menos en dos ocasiones. En 1916 se graduó del Departamento de Medicina de la Universidad de Kiev, para luego, junto con sus hermanos, alistarse en el Ejército Blanco.

Aunque su familia tras la guerra se exilió en París, Mijaíl y sus hermanos se fueron al Caúcaso, donde él comenzó a trabajar como periodista.

Bulgákov sufrió mucho debido a sus heridas de guerra, que tuvieron un grave efecto en su salud. Para paliar su dolor crónico, especialmente en el abdomen, se suministró morfina. Se cree que su adicción fue en aumento hasta que en 1918 dejó de inyectarse y nunca más volvería a hacerlo en el futuro. Su libro titulado Morfina, publicado en 1926, da testimonio del estado del escritor durante estos años.

El relato trata del diario de un compañero del protagonista, el médico Poliakov, que deja a su muerte el estremecedor relato de esas páginas confesionales, que son la crónica de una destrucción, referida en términos turbadores. Escribiría al comienzo de su terrible experiencia: "No puedo dejar de alabar a quien por primera vez extrajo la morfina de las cabecitas de las amapolas. Es un verdadero benefactor de la humanidad", pero este mismo sujeto acaba por confesar: "Me he destruido solamente a mí mismo".

En su confesión fluyen momentos estremecedores: "La muerte de sed es una muerte paradisíaca, beatifica en comparación con la sed de morfina". Consciente del personaje que dibuja, el escritor anota: "En realidad no es un diario sino una historia clínica". O bien: "Si yo no estuviera marcado por mi formación de médico, afirmaría que normalmente el ser humano sólo puede trabajar después de una inyección de morfina".

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