Los hechos probados en el asesinato de Sara Correa
Sus nueve integrantes corroboran la versión de que el acusado le disparó y luego llamó a su amigo para bajarla a la calle · También respalda la teoría de que eran pareja, lo que convertirá este crimen en violencia de género
Los familiares se concentraron en las inmediaciones de los juzgados el primer día de la vista oral. Foto: Álex Cámara
El juicio de Sara Correa que se ha celebrado esta semana en la Audiencia Provincial de Granada ya ha dado paso al último escalón que ha de afrontar: la sentencia.
Los nueve miembros del jurado que durante cuatro días han escuchado a testigos, peritos, especialistas y han tenido acceso a pruebas declararon culpable de asesinato a S.R.A., sobre el que la Fiscalía y la acusación particular solicitan 23 años de cárcel; mientras que su defensa que ha anunciado el recurso, pide mientras tanto que la condena sea la mínima posible.
Pero más allá del veredicto definitivo todos los casos que son juzgados con un jurado popular tienen consigo un objeto del veredicto, en el que los integrantes de este tribunal popular deben responder a cuestiones planteadas por el magistrado presidente. En este caso eran 13 y que deben arrojar algo de luz a lo ocurrido en la tarde noche de aquel 28 de noviembre de 2016 en el que Sara Correa perdió la vida.
Así las cosas el jurado considera probado que la chica estaba en el domicilio de quien entonces era su pareja, quien sacó un arma corta de fuego y "queriendo acabar con la vida de la mujer efectuó un disparo contra ella", si bien no se puede corroborar la distancia a la que se produjo "cuando ella se encontraba tumbada".
Los integrantes del jurado se basan en los informes periciales, a los que dan "total credibilidad", como al de los testigos, para provocarle a la chica heridas que unas horas más tarde le provocarían la muerte en el Hospital Virgen de las Nieves.
Del mismo modo consideran probado que inmediatamente después de disparar contra la mujer, el acusado llamó por teléfono a su amigo I.Q.A., con quien convino "bajar a Sara a la calle para aparentar que había recibido un disparo por un desconocido mientras bajaba la basura al contenedor y de esta forma ocultar el crimen", llamando el principal procesado a su padre en hasta cinco ocasiones, pero sin dar aviso a los servicios sanitarios.
Ha quedado probado tras la vista que el declarado culpable carecía de la correspondiente licencia y autorización administrativa como él mismo reconoció en la vista oral y que un disparo de él causó por sí mismo la muerte de Sara Correa.
Del mismo modo el jurado considera probado que el disparo se efectuó "de manera súbita y repentina" sin que la mujer pudiera prever esa acción, si bien no se ha podido precisar el lugar exacto de la vivienda donde se encontraba tumbada.
El propio jurado tuvo que responder de forma favorable al hecho de que entre la víctima y el acusado existía una relación sentimental de pareja análoga a la conyugal, lo que ha de contribuir a que esta causa sea considerada como caso de violencia de género.
Los hechos no probados
El jurado popular no considera probado si los acusados retiraron las ropas de Sara Correa que estaban impregnadas de sangre así como el resto de elementos afectados por la herida de bala y ocultándolos deliberadamente.
También descartan de entrada la versión relatada por los dos acusados y que sostuvieron en el primer día del juicio. En ella aseguraban que hallaron a la chica ya malherida junto a los contenedores cuando bajaron a la calle después de que ella llamase a su pareja.
Así, el jurado considera a los dos procesados culpables de todos los hechos de los que se les acusaba. En el caso del principal lo es de haber dado muerte a la chica, aprovechando que tenía un arma corta y "tras cerciorarse de que no había ningún peligros para él que pudiera provenir de la conducta que mantuviese la mujer.
Su amigo es culpable de haberle ayudado a trasladar a Sara Correa hasta el contenedor cercano con el fin de que "no se conociese" que su pareja había disparado contra ella con intención de acabar con su vida.
