martes 19 marzo
TRACTORADA 19F GRANADA  |   | Noelia S. Lorca - Luis F. Ruiz | Fotos: Álex Cámara - Guillermo L. González - Alejandro Romero

Relatos que justifican el clamor del campo granadino

Detrás de cada uno de los agricultores que se manifestaron este miércoles hay una historia aunque todas conducen a un mismo punto: "Así no se puede seguir" · Granada vive una cita sin precedentes en una lucha que acaba de comenzar

Probablemente no todas las historias que tiene el campo granadino puedan ser contadas en los medios de comunicación, pero lo que sí queda claro es que todas confluyen en un 'cuello de botella' hacia un mismo punto: "Así no se puede seguir".

El cambio que ha reclamado el campo granadino este miércoles de forma histórica y sin precedentes ha dejado el interrogante ahora de qué se puede hacer para mejorar la situación de un sector que se siente maltratado institucional y políticamente, pese a que en la marcha y en los apoyos había partidos de todos los colores.

Pero los agricultores lanzaron su grito por todas las calles de Granada y quien no lo oyó sí sufrió las consecuencias de los cortes de tráfico provocados por su protesta, dejando paralizada por completo la ciudad capitalina.

Detrás del campo y sus cultivos en Granada hay gente adulta, más próxima a dejarlo ya por jubilación que con ganas de seguir, aunque también los hay jóvenes, como les sucede a José Antonio y José Manuel, dos jóvenes agricultores que llegaron con sus tractores procedentes de Padul.

"Estoy en la manifiestación por los impuestos y el bajo precio que nos tiene impuesto el Gobierno sobre los productos agrícolas", señala José Antonio, quien a sus 24 años se encarga del cultivo de sus tierras en las que "únicamente" quiere cubrir "aunque sea" los gastos que genera tratar de sacar algún producto de ellas.

A su juicio no les renta la situación por, entre otros motivos, "las pocas ayudas" que poseen para un oficio que aprendió junto a su padre desde pequeño y que no le gustaría abandonar.

José Manuel sí se lo está pensando. Se quedó con un cultivo de su tío, pero afirma que sopesa dejarlo para tratar de sacarse una plaza como Guardia Civil, "echar las ocho horas como todo el mundo y a casa a descansar". En su vivero puede aplicar los conocimientos del Grado Medio y Superior de Agricultura.

"Pedimos que si quieren que compitamos con otros países que no tienen controles de nada, obviamente no podemos. Deben poner unos aranceles, no puede ser que lo nuestro lo quieran otros países y aquí nos lo paguen como una mierda porque lo traen de otro lado mucho más barato", señala.

"Aguantar y que nos vean"

Baldo llega desde Montefrío y cultiva para vender aceite en unos terrenos para los que tiene que contratar a gente. Esta agricultora tiene bien claro cuál es el problema que atraviesa el sector: "Está todo muy caído, para recoger las aceitunas debemos pagar más de lo que nos pagan por el aceite". Y claro, ahí las cuentas no salen.

Esta mujer jubilada dice que lo que coge no le llega para pagar y por tanto no le sale rentable, motivo por el que "todo el mundo se está manifestando, hay quienes no pueden tirar", lamenta mientras observa detenidamente cómo un grupo de jóvenes está sentado en Recogidas con Camino de Ronda cortando el tráfico.

Hacia las 17.00 horas, Ramón y María, atendían a las explicaciones que sus compañeros hacían a uno de los agentes de la Guardia Civil desplegados en la A44. "La idea es mantenerse aquí hasta las 18.30 horas. Me parece bien", le decía ella a él.

Ambos, llegados del Valle de Lecrín, tenían muy claro que era necesario aguantar, "aguantar y que nos vean". "Nuestra protesta tiene que calar en el resto de la sociedad, todos dependemos del campo", argumentaba él.

Con el ánimo intacto, pese a la marcha y el corte en la autovía, esta pareja de agricultores, dedicados al cultivo de la naranja, recordaban cómo su producto, el que se esmeran en sacar adelante cada uno de los días del año, se vende "por una barbaridad" en comparación con los "0,12 euros que nos pagan a nosotros".

"Esa cantidad es la que le pagaban a mi padre, pero en pesetas", decía Ramón, mientras María lo miraba atentamente. Al fondo, el resto de agricultores que ocupaban la vía, continuaban gritando "por lo que es justo".

Es el grito al unísono que ha pronunciado el campo granadino, aunque probablemente no será ni el primero ni el último, pues la lucha agrícola, todo apunta, solo acaba de comenzar.

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