Un año entre la ruina y la esperanza de volver a respirar
Los comercios de Granada han vivido la pandemia con duros golpes a sus ventas, lo que ha propiciado el cierre de unas 1.500 tiendas · Suvenires, ropa y calzado, los más perjudicados
Cuando el 14 de marzo el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, anunció la declaración del estado de alarma por el coronavirus, los centenares de comercios de Granada probablemente pensaran en su mayoría que el cierre solo sería 15 días, pero la situación crítica se arraigó con el tiempo hasta haber vivido un año entre la ruina y la esperanza de volver a respirar.
Alrededor de 1.500 comercios en la provincia, entre un 10 y un 15% de los establecimientos existentes, han tenido que echar la persiana al no poder aguantar más una 'soga' que ha apretado hasta la asfixia de quienes alzaban su persiana para ganarse el pan de la forma más digna en un pequeño rincón de Granada o de cualquier pueblo.
Peor aún los hay que resisten y tratan de subsistir pese a los duros golpes que han recibido a sus ventas, que se han reducido en la totalidad en establecimientos como los de souvenirs. En una ciudad turística como Granada, ¿quién va a querer recuerdos de su propia ciudad? Así lo explica la presidenta de la Federación de Comercio, María Castillo, quien recuerda que estas tiendas llevan un año "sin vender nada, absolutamente nada". Se trata en su mayoría de pequeños autónomos y con trabajadores en ERTE, a los que no pueden sacar de esa situación, y que abren por abrir.
Pero hay más sectores golpeados con dureza por la pandemia en la provincia granadina, como es el caso de las tiendas de ropa, sobre todo la gama de vestir de fiesta o para bodas, pues llevan un año "con caídas en sus ventas de hasta el 80%", asfixia económica que no lo ha sido tanto para el resto de tiendas del textil, que han perdido ventas aunque menos: "Se ha vendido más ropa de casa o chándal, aunque no es tampoco una gran cosa".
En una situación similar se encuentra el sector de los calzados, pues "al no salir apenas a la calle la gente no se ha utilizado" o esta gama para las ocasiones especiales. En general, añade Castillo, el comercio ha "perdido mucho" y aunque la mayoría han tenido pérdidas del 50% los hay que han llegado al 80% menos o casi a la totalidad de ventas.
El momento más crítico
El momento más difícil sin duda que le ha tocado afrontar al comercio en este primer año de pandemia, según Castillo, fueron los primeros meses de la pandemia, pues pensaban que serían para 15 días y luego se prolongó, con lo que la campaña de primavera y verano "se perdió entera".
Después en la etapa estival se recuperó algo la situación, aunque las rebajas apenas hubo y no se ha podido solventar el 'stockaje' existente, pues muchos comercios se quedaron "plantados con todos los materiales". Otros sectores, como las floristerías, vieron cómo se quedaron sin ventas en comuniones, bodas o grandes eventos como en años anteriores.
En Granada, señala la presidenta de los comerciantes, lo están pasando "regular" desde entonces, pese a que Castillo celebra que en la capital en las últimas semanas hayan podido seguir abiertos al menos hasta las 18.00 horas, pues con ello se hacen ventas, aunque el consumo "se ha ralentizado muchísimo".
Las ventas 'online'
Ante esta situación uno de los escenarios que tiene que ir contemplando el pequeño comercio es adaptarse a las ventas por internet, aunque tampoco se trata de un camino fácil de recorrer, teniendo en cuenta que su infraestructura no es la de grandes plataformas.
"Muchos comercios se subieron al carro cuando la pandemia empezó, pero no es fácil, pues necesita de tiempo, aprendizaje y una inversión que es necesario que las instituciones también nos ayudaran a realizar", ha explicado Castillo, quien ha incidido en que el pequeño comercio está en "desventaja".
Recuerdan desde la Federación de Comercio que las compras por internet también generan contaminación en cuanto al reparto, en comparación con las compras que se hacen a pie de calle, por lo que incide en que "lo importante" son campañas para que exista concienciación social respecto al pequeño comercio.
Esperanza para el futuro
Pero como siempre, después de la tormenta debe llegar al menos la calma. Es la esperanza a la que se aferran en el pequeño comercio, que confía en que los clientes de toda la vida respondan cuando llegue la hora y "devuelvan el cariño" que han prestado las tiendas durante la pandemia.
"Estoy segura de que se acordarán de sus tiendas de cercanía", ha dicho Castillo, quien también ha recalcado que con un "pequeño esfuerzo" de las administraciones, el "gran esfuerzo" de los comercios y la ayuda de los clientes se "podrá salir adelante", pues el comercio "crea ciudad" y seguro que los consumidores "seguro que no se han olvidado".
La última reivindicación del sector pasa por la ampliación de los Expedientes de Regulación Temporal de Empleo más allá de mayo, pues con ello "se creará trabajo" y no tendrán que despedir a las personas que dependen de ellos. El comercio busca aire en el horizonte, el que le ha faltado en los momentos más duros en este año de pandemia.
