Viaje al pasado en las aulas de la Universidad de Granada
Los alumnos regresan a las clases por Internet, como ocurrió en pleno estado de alarma en marzo · La rectora, Pilar Aranda, espera que las medidas sirvan para evitar el confinamiento de Granada y "decisiones de forma conjunta" en el futuro
Cuando en marzo comenzó la crisis del coronavirus en Granada pocos o muy pocos eran capaces de dar respuesta a cuestiones como cuánto duraría la pandemia, qué tiempo iba a llevar recuperar la normalidad o cómo sería el regreso al día a día cuando la situación se fuera calmando. Dos meses y medio de estado de alarma dejaron un panorama incierto, también en las aulas de la Universidad de Granada.
La institución, con cinco siglos de historia, fue viendo la luz cuando se fueron superando las fases y conforme a la situación fue optando por el diseño de una semipresencialidad que hace solo un mes comenzó, no sin miedos y escenarios inciertos, pero sí con optimismo de que todo debía ir a mejor.
Sin embargo, la sorpresa para una amplia mayoría de la comunidad universitaria llegó el pasado martes, cuando el Consejo de Gobierno de la Junta de Andalucía determinó la suspensión presencial de las clases en las aulas de la UGR, lo que provocó las duras críticas de una rectora tan indignada como firme en el acatamiento de la decisión.
Este jueves ha comenzado el 'viaje' al pasado que se ha realizado en las aulas universitarias granadinas y que se prolongará hasta el próximo 24 de octubre. Entonces, las clases, bibliotecas y otros espacios permanecerán cerrados para el alumnado, que sí podrá acudir a sus prácticas presenciales o de laboratorios.
En una densa rueda de prensa, la rectora de la Universidad de Granada, Pilar Aranda, mucho más serena que tras su primera reacción del pasado martes; ha dicho que asume con responsabilidad las decisiones impuestas para tratar de frenar la movilidad de los 70.000 integrantes que de una u otra forma pertenecen a la amplia comunidad universitaria.
Medidas que sean "suficientes"
"Estoy convencida de que esta ciudad se siente muy orgullosa de esta institución", ha dicho Aranda, quien también confía en que las medidas tomadas solo sobre la Universidad y las residencias y colegios mayores ante la expansión de la Covid-19 en la capital sean suficientes para evitar el confinamiento de toda la población.
Así, ha recordado que ellos están colaborando desde el inicio en localizar dónde están los contagios, pues entiende la rectora que no hay otra fórmula de trabajar en este ámbito que no sea "en cooperación y lealtad institucional", con la intención de recudir los casos positivos cuanto antes, pues la Junta ya ha advertido que no le "temblará el pulso" en tomar otras medidas si fuera necesario dentro de diez días.
Pilar Aranda igualmente ha defendido la autonomía de la institución y ha dicho que no renunciará a ella, ni a su independencia ni capacidad de autocrítica. Por ello ha lanzado el mensaje de que espera que las futuras decisiones, al contrario que esta, se hagan "de forma conjunta analizando los pros y contras de cada una de ellas".
Mientras tanto la Universidad de Granada ha iniciado un viaje al pasado que le debe conducir a un futuro incierto, el que marquen las cifras de contagiados en la capital sobre la que se asienta su día a día. Las aulas vacías son la clara muestra de que el camino, cuando menos, no será de rosas.
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