miércoles 8 mayo
Opinión  |   |

Desnorte

Cuando acudimos a la etimología de la palabra desnorte, María Moliner, en su estupendo diccionario de uso del lenguaje español nos enseña que su significado tiene que ver con la desorientación, con perder el norte. Si seguimos profundizando comprobamos que es la pérdida del sentido y la dirección. Una persona política que pierde el norte es una “confusion bullet”. Impredecible, incoherente, hace de la inutilidad maestría en decir una cosa y la contraria, le acompaña una pérdida interesada de memoria sobre cosas que dijo antes sobre un mismo tema. De esa forma de hacer política en la ciudad de Granada hay un vivo dechado en el gobierno municipal, siendo el ejemplo más reciente el de la alternancia en el Ayuntamiento, esto es, dos años para unos y dos años para otros, ahora bien, según el día y la hora donde dije digo digo Diego. Y tan panchos.

Pero subamos el escalón y nos vamos al espacio de gestión de la pandemia. No hace mucho, las mismas personas políticas que decían que el estado de alerta era un ataque al sistema constitucional de libertades y una injerencia en las competencias de los gobiernos autónomos, ahora una vez levantado dicho estado afirma que “la decisión unilateral del Gobierno de España nos deja a las comunidades autónomas sin un instrumento jurídico claro para luchar contra la pandemia y esperando a que la Justicia interprete la ley”. Pero, nada les impide que si así lo consideran lo soliciten para su ámbito autonómico, de conformidad con la Ley Orgánica 4/1981, de 1 de junio, de los estados de alarma, excepción y sitio que recoge en su artículo 5 la posibilidad de que una comunidad autónoma solicite, si así lo necesita, la declaración de estado de alarma en todo o parte de su territorio, claro paradigma de decir una cosa y la contraria, de perdida de memoria.

Sigamos subiendo el escalón, recientemente el gobernador del banco de España dijo que los jóvenes se habían enfrentado a un empeoramiento sustancial de sus condiciones salariales y laborales antes de la pandemia del coronavirus, haciendo referencia a que vieron amputadas sus perspectivas laborales de futuro, habida cuenta de la crisis provocada por la especulación financiera de 2008 que ha eliminado la expectativa cierta de la nueva generación para que viviera mejor que la anterior, sobre todo porque estaban mejor formados. Además, las rentas del trabajo han disminuido para todas las personas jóvenes, las formadas y los no formadas, a la vez que las rentas del capital han aumentado exponecialmente, dicho esto, el gobernador del banco de España señala que hay corregir ese desequilibrio originado por la precariedad laboral y salarial. Hasta aquí sonaba bien, pero ha sido un espejismo, seguidamente, afirmó que no se puede derogar la reforma laboral y que hay que abaratar el despido a la mitad. ¿En qué quedamos? El desnorte avaro es evidente. Al mismo tiempo, la misma banca que fue rescatada, que no ha devuelto un guil, sus directivos se suben un 270% sus ya super millonarias remuneraciones mientras ponen en la calle a miles de personas trabajadoras. ¡¡Correcto!! Entiéndase la ironía.

Como se ve, el desnorte, eso sí organizado, no nos engañemos, es lo habitual en los distintos niveles de cierta política y en la economía neoliberal (trumpista), cuyo ideal de libertad es tomar cañas. Todas las cosas tienen un límite, el desnorte también, porque en ese juego ordenado de la desorientación siempre hay unos perdedores. Los más desfavorecidos, donde su derecho humano y fundamental, esto es, vivir con dignidad está quedando tan desfigurado que se hace irreconocible.

Una vez superado lo peor de la pandemia, de esta crisis hay que salir de forma distinta a la de 2008, que todavía seguimos pagando, realizando políticas económicas que pongan el acento en la mejora de la sanidad, educación, eliminar la precariedad laboral y salarial, un nuevo modelo productivo e industrial más allá del turismo, sentando las bases para que las futuras generaciones tengan a su alcance una España mejor, implementando, así mismo, la mejor colaboración entre lo público y lo privado. Esa comparación es la mejor forma para que que la gente visualice las diferencias respecto de otras políticas cuyo objetivo es el desmontaje de lo público y precarizar la vida. Hay que representar donde esta el norte, exponiendo a los desnortados.

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Columnista
Salvador Soler

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