domingo 28 abril
Opinión  |   |

Hacer ciudad

La participación ciudadana en los asuntos públicos suele ser muy limitada, más allá de ejercer el derecho de voto en los distintos procesos electorales. Es cierto que existen escasos mecanismos accesibles y eficaces para poder participar y que tampoco hay mucho interés desde las distintas administraciones en promover y facilitar procesos reales y efectivos de participación. Además, suele ser poco habitual que se atienda a quienes se atreven a transitar los procelosos caminos para intentar hacerse escuchar en las instituciones. La realidad es que no se fomenta la cultura de la participación y que por tanto la misma es bastante escasa.

Los mecanismos complementarios de participación existentes se circunscriben básicamente a los procesos de consulta pública, previa a la elaboración de determinados (no todos, ni siempre) proyectos normativos (art. 133 de la Ley de Procedimiento Administrativo), la posibilidad de presentar sugerencias o alegaciones durante los plazos de información pública para la tramitación de determinadas decisiones y, tras su aprobación, los recursos en vía administrativa y judicial, aunque en estos dos últimos casos con bastantes limitaciones de legitimación y de costes económicos.

En los Ayuntamientos existen ciertos instrumentos de participación ciudadana, abiertos sobre todo a determinadas asociaciones, las declaradas de interés municipal. Se trata de los distintos Consejos Municipales o las Juntas Municipales de Distrito. En estas últimas, además de las asociaciones reconocidas, pueden asistir también personas a título individual. Se trata básicamente de escenarios, en general de funcionamiento bastante intermitente, en los que se permiten hacer peticiones, pero normalmente sin mayor compromiso.

Junto a éstos existen otros procedimientos de información pública, que son obligatorios y están reglados, que se refieren a asuntos de importancia local como la aprobación de las ordenanzas, incluidas las fiscales, los reglamentos, el presupuesto anual o los distintos instrumentos de ordenación urbanística...

La mayor parte de estos procesos de participación se abren a partir de anuncios en los boletines oficiales, diarios que, lógicamente, ninguna persona del común consulta de forma cotidiana. Las administraciones públicas, en cualquiera de sus tres niveles, gastan mucho dinero y esfuerzo en hacer propaganda de aquello que les interesa a sus gestores pero poca o ninguna para difundir, impulsar o motivar la participación ciudadana. También son muy limitados e insuficientes los cumplimientos de las exigencias impuestas en las leyes de transparencia, sea la estatal o la andaluza. No sólo no se difunde entre la población la existencia de los instrumentos de transparencia sino que suelen ser difícilmente accesibles, muy limitados en su contenido y lo habitual es que ni siquiera estén actualizados.

A todo esto hay que añadir la dificultad para acceder a la normalmente voluminosa documentación de cada procedimiento, la exigencia de tiempo necesario para estudiarla o la complejidad abrumadora para entender y descifrar un lenguaje, escrito en jerga administrativa, prácticamente ininteligible para quien no sea especialista en ella.

Toda una carrera de obstáculos que disuade a cualquiera que no tenga un cierto punto de masoquismo congénito de intentar asomarse a través de cualquiera de estas ventanas de supuesta participación en los asuntos públicos.
Por eso me parece muy relevante que, ante la puesta en marcha de la elaboración del nuevo Plan General de Ordenación Municipal de Granada (PGOM), una serie de personas y colectivos hayan sido capaces de ponerse de acuerdo para trabajar de forma conjunta en su estudio y seguimiento y la elaboración de propuestas.

El PGOM es un instrumento fundamental para pensar y diseñar la ciudad del futuro. El actual es de 2001 y, tras dos decenios de vigencia, hace más de dos años se inició la elaboración de uno nuevo. Pero,aunque su duración pueda ser de otras dos décadas, la realidad es que las consecuencias de lo que se apruebe tendrá efectos durante muchísimo más tiempo. De hecho configurará la ciudad del futuro.

Por este motivo, y a pesar de todas las dificultades, hay que valorar muy positivamente que existan personas y colectivos que, preocupados por su ciudad, se agrupan para trabajar de forma colaborativa para pensar y proponer como quieren que sea la ciudad que le dejemos a las generaciones futuras. En este grupo están participando profesores, urbanistas y arquitectos de reconocido prestigio junto a personas de muy diversas asociaciones y colectivos y también un partido político. Una iniciativa de Ecologistas en Acción a la que se han incorporado, de forma totalmente altruista, personas de la plataforma provincial Granada por el Tren, de Defendamos la Vega Otra vez, del Ateneo de Granada, de la Asociación de Vecinos Cuevas de San Miguel, de Ajuntamientos o de Podemos y Granada se Encuentra. Una iniciativa y una implicación dignas de agradecimiento.
Fruto de este trabajo común se ha elaborado un documento que bajo la denominación de “Revisión crítica del PGOM” será presentado como sugerencias dentro del proceso de información pública abierto en relación con el Avance del PGOM. La voluntad de este grupo ciudadano es abrirse a seguir incorporando personas y/o colectivos y continuar participando en las sucesivas fases que restan hasta la aprobación definitiva del PGOM, al que aún le quedan varios años de trámite.

El objetivo fundamental es tratar de influir para construir una ciudad para las personas, que salvaguarde la vega, no sólo como espacio con valores medioambientales únicos sino también como recurso económico dentro de un modelo de sostenibilidad y economía circular y de proximidad, que afronte los problemas de movilidad, de contaminación, de vivienda, de naturalización de la ciudad, de integración de sus ríos, de los espacios libres, plazas y parques, de las infraestructuras, del comercio de cercanía... Granada, sus barrios históricos, no pueden convertirse en un parque temático para turistas de donde sean expulsados sus habitantes.

Nuestra ciudad, como tantas otras, ha sufrido demasiadas veces su sometimiento a intereses especulativos que han destruido parte de su patrimonio histórico o han conformado las partes más feas de la ciudad.

Es tiempo de que la ciudadanía se haga escuchar, por muy complicado que sea y por muy difícil que nos lo pongan.

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Columnista
Miguel Martín Velázquez

Portavoz de Podemos Granada

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