Luna creciente (¡Hemos vuelto!) (24-8-2015)
¡Hemos vuelto!
Las vacaciones de agosto han periclitado para algunos, para otros todavía no, y hemos vuelto al laboreo porque tenemos la extraordinaria suerte, crucemos los dedos, incluso los de los pies para que siga este hado providencial que es ventura, de poseer un trabajo estable. Y nada más llegar del terruño chico en el que hemos estado trabajando en una nueva novela, observamos dichosos y maravillados que todo ha cambiado como por arte de birlibirloque en la vida pública española, esa que es central, autonómica y local. Sí. Todo se ha modificado. Y para muchísimo mejor. El jefe supremo de los buenos, el que manda en los Cuerpos de Seguridad del Estado que investigan y detienen a los malos para ponerlos a disposición de la Ley, se reúne con un presunto malo, amigo suyo de 30 años otrora, para hablar de sus cosas. Y la Fiscalía descarta, del verbo descartar o mirar para otra parte, investigar al jefe supremo de los buenos que luchan contra los malos a brazo partido. Y observamos nada más llegar, que la Ley sigue siendo igual para todos. Lo que nos refresca al venir de la puta canícula en la que hemos estado vacacionando en pantalones cortos, ordenador, gazpacho y chanclas. La España invertebrada y desigual, esa zorruna y alcahueta y putona y mangante, no podía seguir un solo día más como era antes. Lo ser diferente ante la Ley, ya ha pasado a la fútil historia de la intrahistoria.
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