miércoles 15 mayo
Opinión  |   |

Más de lo mismo

A razón de la grave crisis sanitaria originada por el covid-19, el grupo municipal de Podemos – Izquierda Unida – Independientes, propuso un gran acuerdo de solidaridad para reconstruir Granada, habida cuenta de la delicada, profunda y larga crisis económica que se nos avecina por la citada pandemia. Tal situación exige el máximo nivel de responsabilidad y de competencia política que nos permita hacer frente a esa crisis, que de ningún modo se puede salir de esta de la misma forma que la generada por la especulación y desbarajuste financiero. Ese Pacto por Granada debería incluir a los actores sociales (sindicatos) y económicos (organizaciones empresariales y profesionales).

La finalidad del pacto que se propuso en sede municipal para Granada tenía como objetivo crear un escudo social y económico en condiciones de solidaridad, que nos protegiera de los efectos devastadores de la citada crisis sobre la economía granadina, totalmente dependiente del turismo, en una ciudad, además, que convive con un alto índice de pobreza y de vulnerabilidad social. A lo anterior hay que conectar la ruina financiera del Ayuntamiento provocada por la nefasta gestión de los gobiernos locales anteriores que ha prostrado a Granada, colocándola con muy escaso margen de maniobra.

Así las cosas, el Pleno del Ayuntamiento de Granada apoyó por mayoría (todos menos la extrema derecha) aquella propuesta y acordó trabajar por un Pacto por Granada para la recuperación social y económica de la ciudad en base, según reza en el documento acordado, a que se "aborde y analice las pautas a seguir en la reconstrucción social y económica de la ciudad y que eleve al Pleno aquellos acuerdos que estime convenientes", mediante " acuerdos políticos que, a corto y largo plazo, permitan a la ciudad de Granada coger el impulso necesario para volver a la normalidad". Será "un espacio en el que se analice y se propongan las medidas que se estimen oportunas para hacer frente a los efectos adversos que ha sufrido la economía, el turismo, el tejido empresarial, nuestro empleo y, especialmente, los sectores más desfavorecidos de nuestra ciudad".

A la vista de este amplio consenso, un rayo de luz asomaba con esperanza. Ha sido un espejismo. A los pocos días el PSOE lanza una serie de medidas de exclusivo cuño a sorpresa de propios y ajenos. Tantos años en el Ayuntamiento y nunca se supo de esas intenciones. Seguidamente, en un pis pas, se llega a un acuerdo sobre presupuestos municipales entre el PSOE, en giro copernicano, y el gobierno de la ciudad (C,s y PP), rompiendo el consenso alcanzado, se acuerdan unos Presupuestos que van a contracorriente, es decir, son unas cuentas municipales que se olvidan de las personas, de las familias, de los más necesitados, de los autónomos, de las pequeñas empresas, de las empresas familiares. El acuerdo excluyente por debajo de la mesa se olvida hasta del propio Ayuntamiento, que necesita con urgencia una moratoria de pago de la deuda que le permita invertir en la ciudad. Total, el pacto lo han lapidado antes de nacer para hacer más de lo mismo.

Granada necesita un gobierno local solvente, competente, que sepa lo que tiene entre las manos y esas cualidades son las brillan por su ausencia. Granada precisa, por imperativo, un plan de contingencia, que se anticipe a la primera embestida de la crisis, que será cruel si ahora no se ponen los mejores cimientos. Deben asegurarse los servicios básicos, el empleo municipal, eliminar gastos y partidas que ni siquiera se van a ejecutar. No es posible afrontar lo que se avecina con generalidades. Hay que decir con claridad de donde debe salir el dinero. Después no nos pueden venir con subidas extraordinarias de impuestos, al tiempo que se mantienen los privilegios económicos de altos cargos municipales con sus coches oficiales, nada más que en eso se podría liberar más de un millón de euros.
A la población hay que protegerla, por eso los presupuestos municipales deben contemplar medidas de apoyo concretas y reales. Muy sintéticamente, a nuestras empresas y emprendedores granadinas se les debe abrigar, aliviándolas de tasas y precios públicos, establecer un plan municipal de empleo y, por supuesto, acabar con la contaminación de la ciudad que tanto daño nos está haciendo y, todo esto, no se puede hacer con más de lo mismo.

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Columnista
Salvador Soler

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