viernes 17 mayo
Opinión  |   |

Piensa en verde

Hace tiempo que cuidar de lo verde dejó de ser una opción bienintencionada para convertirse en una cuestión de supervivencia. Nos ahogamos en aire contaminado, nos achicharramos en verano y no podemos pagar la factura de la luz. Antes solo veíamos estos problemas por televisión; ahora nos entran por la ventana. Ya no podemos elegir, los tenemos en casa.

Sabemos que tenemos que reaccionar pero, a pesar de todo, nos cuesta. En esto, hay mucho creyente no practicante. Separar los residuos orgánicos en casa, bajar la calefacción a 19 grados o llevar los trastos viejos al punto limpio no forman parte de nuestros trending topic. Son actos íntimos, que nadie va a reconocer y que solo pueden salir de nuestro convencimiento personal de que debemos hacerlo y de que sirven para algo.

El medio ambiente también forma parte del espacio colectivo. El aire que respiramos o el agua que bebemos son como una plaza pública, vivimos en ellos, los disfrutamos o los padecemos. Por eso, me llama la atención la enorme sensibilidad que tiene la mayoría de la gente por cuestiones como la limpieza de la calle o el mantenimiento de los jardines pero que nos dé un poco igual el aire que nos entra en los pulmones.

Por supuesto que también hay superhéroes y heroínas medioambientales. Están entre nosotros, a veces, calladamente. Se ponen sus capas y tiran del carro, nos enseñan y nos hacen mucha falta. Pero son pocos. Los grandes cambios necesitan grupos numerosos de personas que los provoquen y ahí es donde entramos todos los demás.

Sin necesidad de aspirar al santoral ecológico, podríamos empezar por cosas más sencillas. Por ejemplo, reconocer lo que está bien aunque no lo practiquemos. Puede que siga yendo a trabajar en coche porque todavía no haya encontrado otra forma de organizarme, pero apoyo las iniciativas para promover el transporte público, para peatonalizar, para restringir el tráfico y fomentar la bicicleta. En cuanto decida dónde colocar el contenedor marrón en la cocina, empiezo yo también; mientras tanto, bravo por la iniciativa y por los que ya están en ello. Y, así, con todo.

Otra forma sencilla de colaborar es apoyar las iniciativas políticas correctas. Es una suerte tener un alcalde que piensa en verde, como Paco Cuenca, que lleva dos años lanzando iniciativas. Por ejemplo, proponiendo una ciudad con menos coches, con una zona de bajas emisiones, aparcamientos disuasorios, zonas peatonales y transporte metropolitano en metro, bus y taxi. Poniendo la calidad del aire como objetivo número uno.

Es la primera vez que escuchamos al Ayuntamiento de Granada hablar de recogida separada de residuos orgánicos, de naturalización de los ríos, de economía circular o de comunidades energéticas. No era tan difícil que aquí pasara lo que ya pasaba en otras partes. Solo hacía falta elegir a las personas adecuadas, a las que han convertido a Granada en una ciudad que funciona.

Mientras nos vamos animando todos y todas a construir una sociedad ejemplar de activistas ambientales, no está de más tener un ayuntamiento que asuma su responsabilidad, que lidere, que aporte soluciones. Nos viene bien un alcalde que entienda que la protección del medio ambiente urbano no es un discurso sino una cuestión de salud pública. Y que convierta ese compromiso en acciones concretas que podamos ver en la calle, como pasa ahora. No retrocedamos.

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Columnista
Pablo Hervás

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