martes 19 marzo
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Policías

El pasado 9 de noviembre Madrid fue testigo de una manifestación de miembros de todas las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado en protesta contra el acuerdo alcanzado entre el PSOE y PODEMOS sobre la modificación de la Ley Orgánica 4/2015 de protección de la seguridad ciudadana. La manifestación policial fue convocada por los principales sindicatos policiales y de la guardia civil que dejaron a las claras que sus reivindicaciones iban mas allá de las estrictamente laborales y se resumían en la pancarta que encabezaba la manifestación donde se podía leer “No a la inseguridad ciudadana”.

A mi modo de ver, con la elección de este lema, los convocantes de la manifestación incurrían en el mismo error que los que bautizaron la Ley Orgánica 4/2015 como la “Ley Mordaza”, esto es, recurrir a la hipérbole para reforzar sus ideas, sus reivindicaciones o sus propuestas. Ni la Ley amordaza ni su reforma amenaza la seguridad ciudadana. Básicamente, porque la propuesta de reforma aun no ha iniciado su tramitación parlamentaria, ni los mismos convocantes, tal y como reconocieron ante los medios, conocían el contenido de la propuesta de reforma y porque alguno de los argumentos esgrimidos contra la reforma no responden totalmente a la verdad. Es lo que pasa con las hipérboles en política, y la manifestación lo era, que más que reforzar los argumentos acaban por desfigurarlos y retuercen la razón que pudieran sustentarlos hasta llevarlos a la sinrazón.

Y claro, allá donde la exageración se impone aparece la derecha hiperbólica. Dirigentes de Vox, del PP y de Cs se plantaron en la manifestación para exasperar aun más los ánimos y para apropiarse de la manifestación, de las propias Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado y de la seguridad ciudadana.

Flaco favor presta esta derecha superlativa para que el debate sobre el papel de las fuerzas de seguridad, sobre sus reivindicaciones y sobre la incuestionable labor que desempeñan en la protección de nuestros derechos. De entrada, para muchos la manifestación policial quedará en la memoria como aquella en la que se reeditó la foto de Colón o como la prueba indiscutible de aquello de que en Madrid se puede pasear -o manifestarse- sin encontrarte con tu ex. Flaco favor presta la derecha desmesurada cuando ya anuncian que, sea cual sea el resultado del debate parlamentario, recurrirán la reforma de la Ley ante el Tribunal Constitucional renunciando al debate o al acuerdo y dificultando cualquier diálogo con los representantes de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado. Flaco favor presta la derecha excesiva cuando desinforman a la ciudadanía, y a la propia policía, con argumentos en contra de la reforma en los que se ocultan datos, sin reparar en que, con ello, los primeros perjudicados son los que supuestamente defienden.

Difícilmente se puede desarrollar un debate sosegado sobre la posible reforma de la Ley Orgánica 4/20015 que, por ejemplo, en relación con la posibilidad de gravar a miembros de los cuerpos policiales en el desarrollo de sus funciones, la reforma no hace otra cosa que recoger la doctrina sentada en la Sentencia del Tribunal Constitucional 172/2020 y que, en todo caso, se seguirá considerando una infracción grave el uso de dichas imágenes cuando con su difusión se ponga en peligro la integridad personal o familiar de los agentes, o que las seis horas que máximo puede ser retenida una persona a efectos de identificación no desaparecen en la propuesta de reforma y que una vez identificado, la obligación de trasladarlo al lugar donde fue retenido no se da sino es en los casos en que la identificación se haya realizado en otra localidad y siempre que las necesidades del servicio lo permitan, o que las manifestaciones espontáneas no son manifestaciones ilegales, o que la presunción de veracidad de las actas policiales no se elimina y solo se someten a la condición de que sean coherentes, lógicas y razonables. Son estos solo algunos ejemplos que ponen de manifiesto que en este debate falta información y sobran las hipérboles.

Y, sobre todo, queda esperar que este debate no relegue a un segundo término problemas ciertos, reales y presentes que aun no han sido resueltos para los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado. Esperemos que los intereses políticos de una derecha desbocada no nos hagan olvidar que queda pendiente una equiparación salarial real y efectiva de todas las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, que aun queda mucho por hacer para que sus miembros cuenten con unos medios materiales adecuados a la importancia de sus funciones, o que todavía no se ha abordado con sosiego la posibilidad de que la policía se dote de los medios necesarios para la grabación de sus intervenciones diarias, para su seguridad y la de todas nosotras y nosotros.

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Columnista
Baldomero Oliver

Profesor de Derecho Constitucional de la Universidad de Granada

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