Relatos cortos sin recortar (El planeta ralentizado) (6-10-2014)
El planeta ralentizado
Cuando los días se hicieron más largos, los científicos comenzaron a alarmarse y a hacer cábalas, ensayos y pruebas científicas para conocer lo que le podía estar pasando al planeta. El sol seguía en su lugar, pero el planeta no recorría su orbita de forma normal como hasta ahora. En esto tiempos actuales, iba mucho más lento. Y al final de sus estudios, pruebas, ensayos y cábalas, los científicos dieron a conocer que el planeta estaba lento porque soportaba una población tan extraordinaria, el planeta había llegado a los veinte mil millones de habitantes, que por sobrepeso recorría su órbita de forma más lenta. Y por esto, los días se alargaban más de veinticuatro horas. Ahora las jornadas eran de veintinueve horas y diez minutos. El sol achicharraba desde su salida al ocaso. En las noches el frío era muy intenso. Y todo tipo de vida, sin incluir la humana, se empezaba a apagar y erradicar. No prosperaban las cosechas de ningún tipo. En los mares y océanos había finiquitado la pesca porque casi había desaparecido el pescado. La ganadería y las aves morían de hambre porque también todos los vegetales estaban desapareciendo a un ritmo extraordinario y feroz. Y el agua potable se evaporaba mucho antes y también se congelaba mucho más por las noches. Veinte mil millones de habitantes, la humanidad moría bastante anciana por los avances en Medicina, parecía que era demasiada población para un planeta de tipo medio con poca envergadura terráquea. Y hasta que todo desapareció, incluso los ricos egoístas que sopesaban que jamás iban a morir, nadie movió un solo dedo por solventar los problemas humanos de poseer una población inadecuada ala que no se la podía alimentar. ¿Nadie piensa en el futuro? ¿La felicidad es no preocuparse del futuro? ¿El hombre no desea tener futuro?
“Poetas que riman con la palabra idiota, olorosas flores para sus sepulturas poéticas,
entre hojas de su poemas esos lirios secos, abismo de la caída de los dioses idiotizados,
estridente ronronear de ruidosos gatos pardos, días de gloria a todos aquellos escritores
que van por libre y sin esclavizar por vacas sagradas. Periodistas de la bragueta huera que mienten, solemnes mentirosos con carné político, dilapidadores de la auténtica verdad sublime, chaperos de la pluma que se vende al mejor postor, indecentes con metáforas preñadas de mentiras, plumeros que huyen como liebres compradas, loores múltiples para sus culos totalmente horadados. Trabajador que labora sin ánimo de lucro ilegal. Profesional sin condena al ruin desempleo asesino. Político que trabaja para el pueblo sin estipendios. Banquero que da préstamos sin cláusulas ni usura. Niño con apreciable futuro en su vida inocente. Anciano con todas prestaciones sociales aseguradas. Enseñanza para los que desean ser enseñados. Cultura no sólo para iluminados sabios pelotas. Reírse hasta mofarse de todos los atropellos de la asesina economía de mercado, esa que parió el capitalismo tan salvaje como un terrible animal bípedo y caníbal que devora a todos los seres humanos sin excepción y hasta que las risas den paso a la necesaria esperanza de un mundo nuevo sin la explotación del hombre para con otros hombres”, iba sopesando mentalmente aquel hombre y mientras caminaba desnudo y solitario por un desierto tan tupido en arenas como lo fueron antes los bosques tropicales.
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