sábado 18 mayo
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Relatos cortos sin recortar (Tipos cornigachos y cornibrochos) (22-9-2014)

Tipos cornigachos y cornibrochos

Los tipos cornigachos y cornibrochos son criaturas, desgraciadamente humanas, con sus neuronas aposentadas en el ático de una paranoia, y mientras ellos viven desvividos en el primer piso de sus egoísmos, de sus escalas de valores cromañonas y de sus creencias engañosas de que siempre están siendo perseguidos a pesar de que ellos creen que están y son dueños, los putos amos, de las verdades absolutas e incuestionables. Idiotas que del mundo han sido. Idiotas que del mundo son. Idiotas muy idiotas que son. Estos tipos deleznables suelen ser políticos, empresarios, mandamases de todo tipo y cacaliquis de las más variadas profesiones, incluidas las de periodista, sastre, barbero, párroco, pastor de cabras y deshollinador de las chimeneas de los altos palacios del poder omnímodo que corrompe hasta a los eremitas del desierto, a los anacoretas urbanos, a los cenobitas de las montañas y a los ermitaños de los chalés de las urbanizaciones muy importantes. Los tipos cornigachos y cornibrochos, son ególatras, necios, zurupetos y ladronzuelos.

Los tipos cornigachos y cornibrochos son criaturas, desgraciadamente humanas, que poseen sus neuronas igual que sus cuernos: hacia abajo y hacia adentro. Son como los toros de corral que mugen, pero que no cornean por tener sus dos astas nada afiladas y romas. El caso más espectacular de un tipo cornigacho y cornibrocho, es el de Juan Pollastre Garciescopeta, un político que llegó a la vida pública conociendo su partido político que era un corrupto y un delincuente común. Y de claridad meridiana es, que a esta formación política no le importó que este tipo cornigacho y cornibrocho fuese en su lista y saliese elegido como concejal del Ayuntamiento de Montes de Poyas, un pueblecito agreste y montaraz junto a una sierra perdida del Sur de la península de los íberos carpetovetónicos del Continente Mediterráneo. Y lo que tenía que pasar, fue y pasó. Y el tipo cornigacho y cornibrocho de cuernos hacia abajo y hacia dentro, metió las manos en el cajón del pan de todos los ciudadanos de la localidad de Montes de Poyas.

Y una terrible desolación ciudadana se apoderó de aquel bello pueblo serrano que vivía en la paz de la honradez del trabajo diario campesino. Y ya que su sociedad civil buscó las maneras oportunas de deshacerse de aquel político corrupto que poseía sus neuronas cornigachas y cornibrochas. Y todo el pueblo soberano, unas mil almas entre hombres y mujeres mayores de edad, se constituyó en juez y jurado para decidir que castigo había que imponerle al tipo político cornigacho y cornibrocho que había delinquido como un cabrón prevaricador y como un hijo de puta que abusaba delictivamente de todo tipo de información privilegiada municipal. Y el veredicto por unanimidad, fue que el tipo cornigacho y cornibrocho fuese toreado, picado, banderilleado y muerto a estoque. Y la sentencia la cumpliría el olvidado maletilla de la localidad, Facundo Volapié, y porque nunca tuvo la oportunidad de torear ni tan siquiera a una vaquilla erala con sus cuernos reglamentarios en perfecto estado. Al final, al tipo solo le cayó 8 años de inhabilitación.

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