jueves 16 mayo
Opinión  |   |

De aquellos barros, estos lodos

No quisiera estar en la situación del delegado de Educación en Granada tras la multitud de declaraciones que ayer, y anteriores días, han ido saliendo para desacreditar, desmentir, matizar y desautorizar las ocurrencias que quiere llevar a cabo en su laboratorio educativo particular contra la escuela pública en nuestra ciudad y en nuestra provincia. Bien es verdad que ha sido consecuencia de su falta de diálogo, planificación, transparencia y, por el contrario, de su exceso de improvisación contra uno de los pilares básicos como es la educación. Ya se sabe, “de aquellos barros, estos lodos”.

En una moción presentada por el Grupo Municipal Socialista en el Ayuntamiento de Granada el pasado 20 de diciembre, ya se advirtió de la necesidad de paralizar este experimento, y se expresó como petición manifiesta la búsqueda de todos los canales posibles para dialogar con la comunidad educativa, con el rigor que exigen decisiones de este calado, antes de seguir avanzando. La sorpresa fue que el equipo de gobierno bipartito Cs-PP, y también VOX, votaron en contra apoyando las ocurrencias del delegado, Antonio Jesús Castillo. Y aquí voy a romper una lanza por él. No es el señor Castillo quien está detrás de todo esto, sino un aparato perfectamente engrasado en el que Luis Salvador, en connivencia con PP y VOX, forma parte de una cúpula ideológica dirigida desde Sevilla por el consejero de Educación y por el propio presidente de la Junta de Andalucía. El señor Castillo cumple lealmente la hoja de ruta trazada en la capital andaluza desde la que se decide que sea Granada, y no otra ciudad, donde experimentar implantando la fusión de los colegios con los institutos (CEIPSO).

No es una cuestión casual cuando estamos asistiendo atónitos a cómo a Granada se le está despojando de la gestión del Parque de las Ciencias, o más recientemente, de la Escuela Andaluza de Salud Pública. Inevitablemente me viene al recuerdo aquel mantra que utilizaban en otros tiempos las derechas: “Sevilla nos roba”.

A partir de aquí, todo ha sido un despropósito. El siguiente ataque lo está sufriendo la provincia, en la que se pretende cerrar los colegios rurales de más de cincuenta localidades, o las unidades de primero y segundo de Educación Secundaria (SemiD). Con esta decisión, niñas y niños con tan solo tres años estarán obligados a viajar diariamente a la escuela ubicada en otra localidad en la que concentrarán alumnado de otros pueblos de la zona. Alumnado de doce años tendrá que realizar desplazamientos de hasta sesenta kilómetros diarios para dirigirse al instituto, con madrugones insufribles, larga jornada escolar y posterior vuelta a casa. Además, es importante poner el foco en la pérdida de un servicio fundamental para las localidades afectadas, siendo un motivo más para contribuir al despoblamiento de la España vaciada, por mucho que Juanma Moreno dé su mensaje de fin de año en la localidad más pequeña de Andalucía.

Y claro, cuando la improvisación y la insensatez son los criterios que mueven cualquier decisión, todo lo que esté por venir será una inmensa bola de nieve difícil de parar. Y en eso está la Delegación de Educación en Granada, intentando pararla o, cuanto menos, esquivarla y que sean otros quienes asuman responsabilidades.

Por hacer un repaso cronológico de los últimos acontecimientos, ayer mismo la Inspección Educativa de Granada se desmarcó con la siguiente argumentación: “Son decisiones exclusivamente políticas en las que nada ha tenido que ver el Servicio de Inspección, ya que la adopción de estas medidas no es de su competencia”. Dos días antes el consejero de Educación, aludiendo también al señor Castillo, afirmó: “Es una comunicación que quizás no ha estado demasiado acertada por parte del delegado de Granada”. Como se suele decir, siempre es bueno que haya niños pequeños para descargar la culpa.

Granada ha sabido reaccionar. Las familias, los ayuntamientos (de todos los signos políticos), sindicatos, responsables políticos…En definitiva, la comunidad educativa, ha puesto “pies en pared” y parece haber paralizado los experimentos y las ocurrencias sin rigor, que claramente iban en perjuicio de los proyectos educativos de los centros, de la inclusión, de las localidades y su pérdida de servicios básicos y, sobre todo, de las niñas y de los niños que iba a ser tratados como ratones de laboratorio de manera injusta, en detrimento de sus éxitos escolares.

Pero no nos confiemos, el señor Castillo sigue órdenes desde Sevilla. Granada sigue estando en el punto de mira de la Junta de Andalucía. La derecha ha decidido cercenar a Granada. La escuela pública ha recibido un severo ataque. Han fracasado las formas, pero el fondo sigue intacto. Me temo que este paso atrás será para coger impulso.

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Columnista
Jacobo Calvo

Secretario de Organización del PSOE de Granada capital y docente

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