sábado 18 mayo
Opinión  |   |

Luna creciente (7 de Abril de 2014)

Desde que llegó la democracia a Granada, ciudad tan culta y cultural que parece mitad cárcel y mitad ergástula, por aquí vamos como el mismo tren de Holanda, el que pita más que anda. Aunque con la dictadura franquista, ni tan siquiera pitábamos. ¿Y por qué en la actualidad ni pitamos ni andamos? ¿Hay que andar? ¿Es mejor ser el trasero quieto patrio y europeo? ¿Por aquí somos tan culturales y cultos que damos miedo a los políticos estáticos? Que todo el mundo se sosiegue. Y porque tenemos los mejores políticos elegantes del orbe conocido. Poseemos la elegancia metafísica del señor Pérez Ortiz. El casual y estilista vestirse del señor Pezzi. El sonriente desparpajo de la gigantesca bufanda gaviotazulona del señor Torrente. Lo comedido con donaire de los ternos corregidores del señor Torres Hurtado. Las corbatas rojas internacionalistas del señor Cuenca. El azul cirio y nazareno de las chaquetas del señor García Montero. Lo sport e informal de las vestiduras del señor Rueda. El vestir petronio e impecable del señor Caracuel. Las zamarras pastoriles y diputativas del señor Robles. La elegancia leal y supina del señor Ledesma. El vestir dramático-periodístico del señor Guadalupe. Los zapatones negros de almirante en dársena del señor Álvarez de la Chica. El donaire comunista al vestirse del concejal proletario señor Puentedura. Y el pecho legionario sin corbata ni fusil del señor Tarifa. Y más señores de cuyo apellido no deseo acordarme. De las damas políticas, ni pío. Y porque un servidor pretende siempre ser un caballero marxista que de las damas políticas solo escribe bondades. Se me olvidaba otro político, el señor Mérida, que porta distinguido con los ropajes del galeno con buen ojo clínico.

Publicidad

Comentarios

©Queda totalmente prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta noticia sin autorización expresa de la dirección de ahoraGranada
Publicidad
DÍA A DÍA
Desarrollado por Neobrand
https://ahgr.es/?p=4058