Luna creciente (Juicios casi eternos) 8-10-2014)
Juicios casi eternos
A los doscientos años de haberse cometido el delito, da igual el delito que sea, otro juez había heredado aquel caso de corrupción política. Los jueces anteriores, los que fueron heredando el juicio sin celebrar hasta los doscientos años de haberse cometido el delito, fueron muriendo cabreados por falta de medios en los juzgados y desesperados porque los intereses políticos primaban mucho más que la Ley y la Justicia. El político voraz y corrupto murió rico de solemnidad. Y ahora a los doscientos años sus descendientes, sí, esos aún mucho más ricos porque la corrupción es algo endémico que no se puede erradicar, fueron citados a declarar. Y los periodistas que levantaron la escandalera, no pudieron declarar porque todos estaban muertos. Y su medio de comunicación había desaparecido en combate económico. Da exactamente igual el partido político que gane las elecciones, las que sean, y ya que la corrupción política seguirá por los siglos de los siglos. Sin amén. Esta es España, una nación con una corrupción política que parece que es admirada por la ciudadanía española de a pie, y ya que nadie de los votantes es capaz de no votar a ninguna formación política. Y no es que se produzca una considerable y gigantesca abstención, es que nadie absolutamente nadie vote en las elecciones que se convoquen. Ni un solo voto a escrutar. Ni un solo votante que va a un colegio electoral. Nadie, absolutamente nadie, vota. Y a ver qué es lo que pasa con los partidos políticos corruptos. Esos que son todos, y sin que ninguno se escape de la corrupción existente. Se escapan algunos políticos, esos éticos y honrados que son gloriosas y satisfactorias excepciones. Lo de las tarjetas opacas y pérfidas, es por ahora una de las cerdadas más espantosas.
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