jueves 9 mayo
Opinión  |   |

Relatos cortos sin recortar (2)

El silencio es el arma preferida de los políticos culoparlantes. Esos públicos, ellas y ellos, que son periféricos y no dan “chapa” alguna por sus provincias en Madrid. El notable e ínclito Francisco de Paula Tiralapiedra y Escondelamano, mozo soltero y de nobleza aristocrática reconocida, es uno de ellos. Él siempre ha vivido en Madrid desde que su mayoría de edad fue cierta, y aunque nació en provincias. Paco “Loscos”, como le llaman sus amigos de siempre, vive en su apartamento céntrico madrileño y en el que cultiva y colecciona amor carnal como otros ciudadanos coleccionan mariposas o sellos de correos. Y es diputado en el Congreso. No había otro idiota con más pedigrí en el partido político que lo fichó para su lista electoral. Y al partido político en cuestión, le gustan, le molan, los tipos con grandes apellidos y con título nobiliario. Paco “Loscos”, es el tercer marqués de la Piedraredonda, un título que alcanzó su abuelo por mérito en la guerra civil española. Y que el dictador le concedió por fascista de un calibre bien reconocido.

-Oye chato, cariño mío, tío bueno y pedazo de pene siempre en ristre: ¿hoy tienes que ir al Congreso de los Diputados? ¿No te gustaría quedarte todo el día conmigo y hacer diabluras en la cama? Para lo que haces allí, los llamas y les dices que tienes un catarro de escopeta y perro y que estás encamado con fiebre. No le vayas a decir que estás copulando conmigo-, le dijo Pepi a al marqués.

-Mira chati, es que hoy se celebra la votación para modificar la Ley del Aborto, el ministro de Justicia me capa si no voy, tenemos mayoría o rodillo, pero mi voto lo necesitan. Para esto estamos los diputados culoparlantes en el Congreso de los Diputados. La vidorra acojonante que nos damos, el pastón que cobro mensual, es producto de tener que sacrificarse algunos días e ir a votar lo que me digan. No puedo faltar. Cuando vuelva nos ponemos de verde y oro como el maestro Morante de la Puebla. Te voy a comer hasta la etiqueta de las bragas, esa en la que pone que son de marca en el Corte Inglés… ¡Chati!-, le contestó el marqués a la Pepi.

Además del silencio, arma preferida de los políticos culoparlantes, también poseen otra arma que es letal, aunque no es de ellos, pero que juega a su favor: la falta esencial que posee este país (España) de una sociedad civil operante, decente y con el compromiso y la presencia social adecuada de participación, no sólo votar, para obligar a los políticos a que sean éticos, trabajadores y honrados, y no unos culoparlantes que viven mejor que Dios con lo que perciben mensualmente de nuestro impuestos que engrosan en el dinero público. Tenemos los marqueses y los políticos que merecemos, y porque los partidos políticos se han dado cuenta que el pueblo sólo vota y no exige nada más. Vamos de culo como iba antes el tercer marqués de Piedraredonda, y hasta que salió elegido, desde luego democráticamente, como diputado culoparlante en el Congreso de los Diputados.

 

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