domingo 28 abril
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Relatos cortos sin recortar (José Imperio López, el Afanador) (7-11-2014)

José Imperio López, el Afanador

Nació José Imperio López, el Afanador, en baja cuna. Y no porque fuese un plebeyo, sino porque sus padres, Francisco Imperio y Dolores López, eran bajos de estatura y no llegaban a la parte superior de la cuna. No llegaban a esa parte de la cuna en la que hay un resorte para bajar un trozo de los varales de la cuna y poder sacar a los niños que duermen poco. Y también a los niños que duermen como benditos toda la noche. Sus padres compraron una cuna baja por ser tan pequeños como enanos. José Imperio López, el Afanador, fue un niño de condición poco durmiente. No fue un bello durmiente de cuento ni de realidad tangible. Fue un niño que dio una guerra infantil total a sus progenitores. Y tampoco destacó nunca por ser ese buen estudiante que es una estrella en todos los órdenes escolares y docentes de su educación infantil, media y superior.

José Imperio López, el Afanador, fue y es un idiota. Un zopenco de inteligencia ratonil. Un pícaro redomado. Y por todos estos méritos, de mayor llegó al mundo político con la aureola de diputado estrella que llegaría a brillar con la luz propia de los soles que alumbran el firmamento. Aunque el realidad, a lo que llegó fue a ser un ladrón político de manos tan largas como el Inspector Gadget. Un tipo despreciable y ruin que daba miedo hasta a sus compañeros de formación política. Y al que nunca le pudieron probar delitos de corrupción política. Su partido político conservador con cada embate de la Justicia que fallaba al no poder encausarlo por falta de pruebas, lo ascendía de cargo orgánico adentro del partido y de número uno en una lista electoral. Y ya se oía, se hablaba, se comentaba, de que José Imperio López podía presidir su formación política conservadora en un futuro inmediato. E incluso se afirmaba, que podía ser el nuevo presidente vitalicio del partido conservador en aquel país poliédrico y cucufato.

Ha caído José Imperio López en manos de la Justicia. Le ha acusado la Fiscalía General del Estado y el Ministerio de Hacienda de que le tocó la Primitiva. Y de que mantiene inmóvil todo el dinero del premio debajo del colchón de su tálamo matrimonial. José Imperio López, ladino e infiel a su señora de su matrimonio, la engañó con una bella inspectora de Hacienda que fue capaz de descubrir el dinero debajo del colchón. Y en el corto espacio de tiempo en el que José Imperio López fue a evacuar sus orines al cuarto de baño. Y le pueden caer de tres mese de prisión menor a un año de prisión adulta y una multa de entre 48 euros y cien mil doscientos euros por ocultación doméstica de capital inmovilizado sin imponerlo en la banca nacional, en los bancos privados. Algo testimoniar, pero que por algo se empieza para mantener el sistema capitalista. Las carcajadas de José Imperio López, ya presidente del Gobierno, enormes se escuchan nítidas hasta en la ONU. Y son carcajadas frescas y sonoras. Unas risas incontenibles.

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