El Coviran Granada se desmorona en el día clave
Los rojinegros caen ante el Río Breogán por 57-83 y dicen adiós al sueño del ascenso a la ACB · Un parcial de 1-21 en el primer cuarto heló el Palacio de Deportes
Cuando todos los cimientos parecían sólidos como para construir un ascenso a la ACB, el Coviran Granada se desmoronó. En el día clave para el club, apoyado por sus fieles desde la grada, se vieron superados por un Río Breogán excelso en todas las facetas del juego.
Los rojinegros firmaron un inicio de partido para olvidar, dejando tras de sí una distancia tan amplia que no les fue posible volver a acercarse. Poco atinados bajo los aros y pasivos en defensa por momentos, los locales no encontraron su camino a la máxima categoría del baloncesto español tras una temporada para recordar pese al borrón final.
Firmó el Coviran Granada un primer cuarto que le lastró durante el resto del partido. Pese a que Murphy convirtió la primera posesión en dos puntos para los locales, los rojinegros no estuvieron acertados a la hora de cerrar la ofensiva desde fuera del perímetro de los gallegos.
Aprovechó esta circunstancia Ahonen, que anotó tres triples consecutivos para distanciar a los suyos. Los nazaríes, con Murphy poco inspirado y un Bamba Fall obstinado, firmaron un parcial de 1-21 que les puso cuesta arriba el choque desde muy temprano.
Con el Río Breogán dominando los rebotes bajo ambos aros, el Coviran Granada se vio con solo tres puntos durante más de la mitad del cuarto, hasta que apareció Manu Rodríguez para devolverle la vida al Palacio de Deportes con un triple. Pese a ello, cerraron el primer periodo con un marcador de 12-29.
Mejoraron las cosas en el segundo cuarto, si bien no lo suficiente. Los rojinegros se vieron estancados en los 18 puntos hasta que apareció Lluís Costa, previo fallo de dos tiros libres, para hacer a los suyos alcanzar la veintena. Tras él, un 'dos más uno' de Broleph situó la distancia en 15 puntos.
Pese a ello, los gallegos siguieron dominando en la pintura con facilidad, más entonados también por fuera gracias a sus ocho triples y con menos pérdidas por la labor recuperadora de los hermanos Quintela. Con este panorama, ambos equipos llegaron al descanso con 20 puntos de diferencia y un 29-49 en el electrónico.
La diferencia crece en la segunda mitad
Se cargó de pérdidas el Coviran Granada en el inicio del tercer cuarto, mientras que sus rivales sumaron de tres en tres hasta llevar la distancia a los 30 puntos con solo tres minutos jugados. Aparecieron así las dudas en los locales, descolocados en defensa e incapaces en ataque, indecisos en cada acción ante la superioridad aplastante del cuadro gallego.
No aprendieron la lección los jugadores rojinegros, condenados a vagar de falta en falta mientras la distancia se ampliaba por momentos. Cada emparejamiento individual se tornó en pesadilla para los de Pablo Pin, tan nefastos en la faceta defensiva como en la ofensiva pese a la importancia del partido y al apoyo de la grada. Así, tras medio cuarto, continuaban sin registrar una sola anotación.
Solo se entonaron los rojiblancos al final del tercer cuarto, reduciendo la diferencia hasta los 24 puntos y con Lluís Costa, otrora decisivo, apareciendo tímidamente hasta sumar nueve puntos. Anotó Río Breogán en el último segundo para cerrar el periodo con un marcador de 42-68.
Poco pudieron hacer los rojinegros en los últimos diez minutos. El partido pasó al descontrol, roto y cargado de alternancias en la ofensiva, que no en el electrónico, donde la diferencia superó los 30 puntos por momentos. Pasaron los minutos y, con ellos, el carrusel de aplausos para los jugadores sustituidos, a modo de homenaje para una plantilla que, si bien no fue capaz de dar la cara en este último partido, sí que lo hizo durante toda la temporada.
Terminó el encuentro con un 57-83 para Río Breogán, que será equipo de ACB. Se desmoronó en el momento clave el Coviran Granada, sobrepasado desde el inicio del partido en cada acción del juego, falto de energías y de ideas. Los rojinegros llevaron el sueño hasta el final, pero murió ante el mayúsculo reto de remar a contracorriente tras un primer cuarto para olvidar.
