Luna creciente (El cauce fluvial) (10-4-2015)
El cauce fluvial
Me dicen las lenguas afiladas como navajas o facas marraneras, esas terroríficas que cortan hasta el acero sueco, que el concejal de Mantenimiento del Ayuntamiento de Granada, el señor Mérida, don Juan Antonio del PP, está desolado y desbordado como un cauce de río en flor, y porque no ha tenido más remedio que mandarle una misiva al mandamás mayor de la OTAN, noruego él y que no me acuerdo ahora de su nombre y apellido, para comunicarle que la base de submarinos nucleares, idea original del PSOE municipal granadino de alquilarle a la OTAN el tramo del río Genil entre el puente de los Escolapios y el de Camino de Ronda, no se podrá llevar a efecto porque la suciedad y las mierdazas que llevan sus aguas estancadas pueden poner en peligro a la naves submarinas armadas con torpedos potentes y cohetes con ojivas nucleares. Y con el buen negocio que iba a ser para el municipio granatensis y para la ciudadanía granadina. Y ya que habría que preparar a la ciudad de Granada con todas las defensas propias de una urbe amenazada por una guerra atómica. Vamos, eso, que el cauce del río Genil, con la ayuda procelosa de las aguas de deshielo del río Darro, no está precisamente de limpio como una patena eclesial o de sacristía. Los submarinos atómicos son naves o naos oceánas y de río muy delicadas. Y sus disparos de cohetes pueden fallar si las aguas no están como una patena. Imaginen ustedes que se produce un ataque y los cohetes de los submarinos de la OTAN en Granada explosionan por encima del cauce del río Genil por estar las aguas enlodadas y sucias. Una tragedia. Un desastre. Una carnicería de políticos y ciudadanos de Granada. Y no digamos los titulares al día siguiente del periodismo ese tan ideal, veraz, objetivo y nada fenicio y comercial…
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