Luna creciente (Los juzgados interminables) (18-7-2014)
Los juzgados interminables
José María Rueda, notable, sosegado, educado, cabal, poco estruendoso, reincidente en el cargo edilicio y trabajador concejal del grupo municipal del PSOE en la Casa Bailía (el ayuntamiento granadino), sita en la fiel y bellísima Plaza del Carmen, es un político pacifista, dialogante y poco vociferante que no se dedica a insultar a nadie. Esta es mi subjetiva opinión. Nunca lo he observado comerse crudo a un policía local, por ejemplo. No es un caníbal el señor Rueda, José María del PSOE. A mí nunca me ha mordido y he escrito de él algunas bondades y también otras desbondades. Lo que pasa, lo que está pasando con esta caca de democracia que tenemos en este país (España), es que nadie aguanta una avispa en los cojones. No creo que el señor Rueda, político viejo que lleva más años en el municipio granatensis que el río Genil pasando por su sucio cauce de Granada, haya ofendido gravemente a ningún “guindilla” local, aunque no se puede meter la mano en el fuego por nadie. Lo que pasa es que llamas “guindilla” local a un buen agente y lo coges cabreado, y ahí están los juzgados para dilucidar la ofensa. Y de camino, el PP se beneficia del lance jurídico. Ya no se le puede decir a nadie eso de “maricón el último”, y porque te pueden “empapelar” en el juzgado de guardia. Están pasando a diario barbaridades de corrupción política y empresarial, y se mira para otro lado. Le dices a cualquiera: “estás más tonto que ayer, pero mucho menos que mañana”, y te “empapelan”. O vas a la cárcel por ser piquetero. Pero no vas cuando robas un millón de euros y eres un político. ¿El árbol en el ojo propio no se ve? ¿La paja ajena sí se contempla?
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