viernes 26 abril
Opinión  |   |

Posiblemente Ciudadanos y a partir de la segunda votación

Los resultados electorales del domingo, no han dejado a nadie indiferente. Unas elecciones convocadas para pasar sin pena ni gloria, como las primeras de un largo y complejo ciclo electoral, fueron diseñadas, por su convocante, con un claro perfil bajo.

La idea era no movilizar excesivamente al electorado, y no verse afectada por los aciertos o errores de su compañero de filas Pedro Sánchez en el Gobierno de España.

Pero el votante enfadado aguardaba al acecho, para asestar un duro revés a Díaz. Tras décadas de gobiernos socialistas, la institucionalización del único partido que ha gobernado la Junta, ha cansado hasta a los más fieles seguidores, muchos de los cuales el domingo se quedaron en casa. Estos sí que han sido desmovilizados por el clima trasmitido de que esta victoria estaba descontada (CIS y Tezanos incluidos).

No podemos pasar por alto la potente irrupción de VOX, un partido controvertido del que se dicen muchas cosas, pero del que se sabe muy poco. Lo que está claro es que se ha ganado la confianza de más 400 mil andaluces, que seguramente lo han votado por no encontrar una mejor opción, o como castigo a los partidos tradicionales, así como a los nuevos a los que no han acabado de ver tan diferentes como a los anteriores.

Está claro que buena parte del electorado se ha sentido robado. Sintió qué en junio, vía moción de censura, se le robó su voto en las elecciones nacionales (donde el partido más votado en su momento fue el PP), en favor de un Pedro Sánchez que aprovechó la coyuntura de la corrupción, para conseguir una amalgama de fuerzas, cuya única justificación posible hubiera sido la inmediata convocatoria de elecciones. Algo que el electorado en general hubiese agradecido sin duda.

Pero al mantener la amalgama con todo tipo de fuerzas (extremistas y proetarras entre otros) para muchos, la credibilidad de Pedro Sánchez, obtenida en la censura, se ha visto fulminada.

Y luego está el PP, gran perdedor de estas elecciones, después de Susana Díaz. En condiciones normales, un partido que pierde la cuarta parte de su representación en unos comicios, estaría de duelo y su candidato pensando en dimitir. Pero la situación actual, dio como para que pensaran en poder celebrar una posible presidencia para Moreno, su candidato.

Existe otro gran derrotado en todo esto. La confluencia IU-PODEMOS, en su versión andaluza, ha salido nuevamente mal parada y tal y como ocurriera en 2016, a nivel nacional, la suma de ambas fuerzas, obtiene menos votos que por separado. La radicalidad de algunos de sus postulados, sigue atemorizando a muchos votantes de izquierdas, que confiaban en Izquierda Unida, y no tanto en la confluencia.

Con todo esto solo un partido, además del mencionado VOX, tiene algo que celebrar. Se trata de Ciudadanos. Un partido que a base de no moverse demasiado y procurando no errar, se convierte en la alternativa de votantes de uno y otro lado, sumando poquito a poco, más fuerzas. Pero es cierto que probablemente la noche del domingo no vieron culminados todos sus objetivos, pues desde más de un sitio, se les daba ya, como segunda fuerza en Andalucía, por delante del PP.

Pese a no conseguirlo, a la vista de las declaraciones de sus líderes Marín y Rivera, ese va a ser su juego. El de arrogarse como alternativa. Como los ganadores del cambio. Porque si un ganador hubo claro en los comicios andaluces, fue la apuesta del votante andaluz por el cambio de Gobierno.

Ahora entrarán en juego los pactos y acuerdos. Desde luego nadie va a querer pactar un nuevo Gobierno del PSOE y si alguien lo hiciera quedaría estigmatizado para siempre.

Se habla mucho del pacto de derechas (PP, Ciudadanos, VOX), pero es más que probable que Ciudadanos y sectores del PP, se nieguen a aparecer en una foto juntos con representantes de VOX, y menos aún en las puertas de un calendario electoral tan intenso como el que se vislumbra en 2019. El partido que pacte con VOX será tachado de ultraderechista. Y eso sería un peaje que ni Casado ni Rivera van a querer pagar, ahora que está en juego recoger votos de indecisos.

A ello hay que sumar que tanto Moreno (PP), como Marín (Ciudadanos), ya se han postulado ante sus filas como candidatos a la investidura, lo cual va a complicar sobre manera un pacto entre estas fuerzas.

Evidentemente, Adelante Andalucía, no apoyaría ni a uno ni a otro candidato. Así que ocurra lo que ocurra en las próximas semanas, solo hay una cosa clara. La primera sesión de investidura para elegir Presidente de la Junta, está condenada al fracaso, pues con seguridad, nadie va a obtener, los 55 diputados necesarios para ello.

Dos días después se repetirá la votación, con una exigencia menor, pues solo se necesitará tener más apoyos que rechazos para ser Presidente. Pero seguramente, el resultado sea un calco de la anterior y habría un nuevo fracaso. Solo una novedad para entonces, restarán dos meses para llegar a un acuerdo de Gobierno, o convocar nuevamente a los andaluces a las urnas.

Las fuerzas de derecha no se pueden permitir desperdiciar esta ocasión única, el votante no les perdonaría. Pero en esas ocho semanas, el PP seguirá sin poder permitirse una foto con VOX. Y para entonces el PSOE habrá asumido que está condenado a 4 años de regeneración, por mucho que quieran dar otra versión en público. Si su discurso de establecer un cordón sanitario con la derecha más extrema se mantiene.

No les quedará más remedio que asumir un papel muy distinto, y plantearse seriamente la posibilidad de sumar sus 33 diputados a los 21 de Ciudadanos, para facilitar un gobierno moderado. Lo cual da 54 diputados, quedando muy cerca de una mayoría absoluta que podría catapultar a la tercera fuerza política, a un Gobierno de la Junta. Eso sí, muy cerca del final de los dos meses de plazo para la convocatoria de elecciones. Al igual que en su momento Rajoy apeló a la responsabilidad del resto de fuerzas para conseguir su investidura, consiguiendo el apoyo de Ciudadanos y la abstención del PSOE. Pocas combinaciones permitirán una salida más factible que una gobierno naranja, con apoyo del PSOE en la investidura, y puntuales del PP en las propuestas de Gobierno.

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Columnista
Gustavo García

Historiador y escritor

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