sábado 27 abril
Opinión  |   |

Qué pena de mi Granada

La Covid y sus devastadores efectos llevan un año entre nosotros. No cabe duda que toda acción política debe ir orientada a evitar una cuarta ola, a seguir con un ritmo de vacunas constante e incesante y, en paralelo, llevando a cabo medidas para frenar la crisis social y económica que la pandemia está generando. Con esa responsabilidad está actuando el Gobierno de España. Lástima que no sea extrapolable al gobierno de la ciudad de Granada.

Atónitos estamos asistiendo a la debacle de Ciudadanos en todos los rincones de España. Desgraciadamente, Granada no está siendo una excepción. Cs y PP han antepuesto sus intereses particulares a los intereses de la ciudadanía y ahora, andan a mamporros los unos contra los otros, y los otros contra los unos. El 2+2 les tiene nerviosos.

Este dislate, en resumen, se concreta en colocar a Luis Salvador o Sebastián Pérez en dos posibles resultas según leemos en la prensa: senador en el Reino de España o secretario general de Acción Exterior dependiente de la Consejería de Presidencia de la Junta de Andalucía. ¿Recuerdan? La nueva política. Como me decía una vecina hace unos días, “lo pintes como lo pintes, al que nace barrigón, tontería es fajarlo”. Pues eso.

Mientras, Granada está apagada y fuera de cobertura. Por quedarme con lo más reciente, en el 2021 no tendremos unos presupuestos ajustados a la crisis actual. Se prorrogan los del 2020. Menos mal que el PSOE los desatascó y permitió que salieran para adelante porque, de lo contrario, aún tendríamos unos presupuestos del 2015 en plena pandemia. Para que luego digan que todos los partidos son lo mismo.

Sigo. Tampoco tendremos esa lluvia de millones provenientes de Europa. PP y Cs no han solicitado ni tan siquiera un céntimo. Si miramos a nuestro alrededor, las siete capitales andaluzas y más de 200 municipios de nuestra comunidad autónoma han solicitado un sinfín de proyectos a cargo de los fondos europeos Next Generation; Granada, permítanme que lo vuelva a subrayar, ni uno. Trabajadores, autónomos, profesionales del comercio, de la hostelería y de la cultura sufren las consecuencias de tanta inoperancia e incompetencia junta. Y para rematar, a todo lo anterior se suma la descapitalización de la Alhambra, el desmantelamiento de servicios públicos como las escuelas infantiles municipales de Granada Educa o la pérdida de la Escuela Andaluza de Salud Pública.

Un último apunte que no quería dejar pasar: ¿se han dado cuenta que Granada no ha recordado a las víctimas del atentado más atroz perpetrado en nuestro país? El 11 de marzo, el día después de todo el lío que montó Ayuso y Ciudadanos, Salvador prefirió irse a Madrid a tontear con Arrimadas y Teodoro García Egea. Esta es la catadura moral del alcalde y de los cómplices que le mantienen.

Es difícil encontrar a alguien que ponga en valor a este alcalde o alguno de sus acólitos del PP. Ni tan siquiera entre ellos mismos. Algún concejal naranja ya está tocando a la puerta de los de la gaviota, ese partido que “vendió a Granada”. No lo digo yo, lo dijo Sebastián Pérez, el mismo que señaló: “ya no veo seriedad en mi partido (el PP)”.

“Qué pena de mi Granada”. Es una de las reflexiones tendencia en conversaciones y redes sociales. VOX, PP y CS nos están llevando a este callejón sin salida. Con este panorama, no es de extrañar tal desasosiego. A Granada, a las granadinas y a los granadinos nos ha tocado perder.

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Columnista
Jacobo Calvo

Secretario de Organización del PSOE de Granada capital y docente

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