sábado 18 mayo
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Relatos cortos sin recortar (Alegres borrachines enciclopédicos) (2-6-2014)

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Alegres borrachines enciclopédicos

 

Estaba sentado, mejor repanchingado, en la mesa de siempre, Esa que está al fondo de la cafetería en donde tomo café y leo la prensa escrita en los fines de semana. Allí también  algunas veces me echo al coleto un refresco observando en la televisión a mi equipo del alma, el Real Madrid, y observando en la televisión de pago a mi ídolo preferido del tenis, Rafael Nadal. Esto que me ocurrió y que aquí relato, fue en una tarde abúlica y plomiza en la que existía un viento importante en las calles y plazas. Era un viento que ponía las cabezas revueltas e idas, pero sin llegar a ser un ciclón ventoso que arrasa los tejados, las ramas de los árboles, las cabezas y que hace que los gatos y perros vuelen. Y que tengan que llevar, los desgraciados animales, un paracaídas incorporado de emergencia para no fenecer con el posterior aterrizaje. En la cafetería estaban muchas gentes refugiadas del aire. Otras gentes eran los habituales borrachines de siempre. Y otras las personas que solo tomamos café o refresco y observamos los acontecimientos deportivos porque no tenemos esos canales televisivos que cobran en oro por los programas del deporte de masas. Yo estaba repanchingado en mi mesa del fondo pero oía a los parroquianos, a los borrachines, que decían que el país, España, iba de culo porque los socialistas que son socialdemócratas por estos territorios hispanos estaban divididos y sin democracia interna en su partido político. Y que se iba el jefe máximo ya harto de que le ganarán las elecciones una detrás de otra. Un borracho empedernido llegó a decir, que sin socialistas con un partido fuerte detrás este país podía caer en un aburrimiento conservador que podría durar bastantes años con presidentes de Gobierno tan “lechuzos”, “ultrasónicos”, “fantasmales” y “aguafiestas” como el presidente que actualmente tenía el país. Un caballero español, que andaba como los duendes o los gnomos de los bosques galaicos. El alcohol es una droga dura, pero el negocio deja magníficos dineros en impuestos.

 

Yo estaba estupefacto por lo que estaba oyendo y por lo que ya había oído. Me caían lágrimas a porrillo por las mejillas, no por mi alergia, sino porque me estaba partiendo las ternillas de la risa. Lo de duende o gnomo de los bosques galaicos, era genial. Me había encantado. Me partía también los testículos de risa. Y lo de lechuzo y ultrasónico eran dos adjetivos que le venían al ínclito presidente del Gobierno como anillo al dedo. El presidente actual del Gobierno, para no engañarnos, es un hombre muy serio y muy circunspecto. Es un tipo humano casi con la formalidad de un dios que anda perdido en un país de chirigota, de pícaros y de cantamañanas que siempre están dispuestos a hacer todo lo contrario de lo que es debido de hacer por juicioso y de sentido común. El noble presidente del Gobierno es tan noble y realista, que está acojonado porque se va el jefe de la noble y leal oposición socialdemócrata, otro caballero que de tanto correr en pos de liderar el país, siempre ha sido vencido en las elecciones. El tipo borrachín que decía todas estas cosas a voces, bebía vinazos tintos como un mulo después de arar treinta marjales sin un descanso y en un día canicular de 45 grados a la sombra. Él debía de ser el que arreaba al mulo arando. Y yo seguía admirado con lo que oía. Y también con la risa tonta que ya no se me iba porque callaba un borrachín y otro comenzaba con otra cantaleta. Ya me dolía la espalda de reír. Y estuve a punto de mearme en los pantalones, cuando otro borrachín aseguró que con el dictador de los 40 años de dictadura no había tanto ladrón político. Que íbamos al caos con las libertades y la democracia. Y ya no pude más. Pagué, y me fui para mi casa, Y a la mañana siguiente, me enteré que Nadal le había dado un hermoso palizón con la raqueta a su rival en Roland Garros. Vamos, que había ganado en tres set sin violencia física. Borrachines o enciclopedias abiertas o periódicos abiertos, vaya usted a saber. El alcohol vacía las mentes porque es una droga.

 

 

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