Un nuevo municipalismo
Con las últimas elecciones municipales celebradas en 2019 nació un nuevo escenario político municipal en Granada, que ha permitido dirigirse a la ciudadanía de una manera más participativa. Así germinó Granada se Encuentra donde partidos políticos de izquierda (Podemos, IU), la sociedad civil, sectores y personas independientes progresistas han convivido en un espacio abierto, muy eficaz y resolutivo, tanto, en el debate, las conclusiones, como en las propuestas a la ciudad. A ese lugar de encuentro ahora se ha incorporado Alianza Verde, lo que ha significado un enriquecimiento del proyecto político.
La crisis económica, política y ambiental que atenaza al planeta está generando desafección respecto de determinadas instituciones. Véase el desastre del Consejo General del Poder Judicial en el que se ha atrincherado el grupo conservador con la complicidad del grupo progresista que, a pesar del deterioro, permite la continuidad del órgano de gobierno de los y las jueces, hoy ya situado en la banalidad y la irrelevancia. El daño es ya irreparable y que sea reversible dependerá de que la renovación del mismo se nutra de personas juristas honradas, respetuosas con la Constitución y firmemente comprometidas con el Estado de Derecho y Democrático, la separación de poderes y la independencia judicial, sin perjuicio de la forma de pensar que se tenga.
En la situación anterior juega un papel esencial el nuevo municipalismo que parte de la premisa de entender que desde el territorio construye lazos de convivencia democrática cotidiana impulsando una agenda de derechos, de democratización desde abajo implementando una nueva institucionalidad social al servicio de la soberanía popular y, consiguientemente, generar más bienestar social y una mejor sostenibilidad del territorio con programas y propuestas novedosas y con planteamientos democráticos que se desarrollan mediante políticas locales públicas que interaccionan con la participación directa ciudadana, operando a modo de redes comunitarias conectadas con la sociedad civil, esto es, con el asociacionismo vecinal, los movimientos ciudadanos, el feminismo y la ecología y, que tienen como finalidad dar respuesta y ser cauce de las demandas sociales, compartiendo experiencias.
En este sentido, esa nueva forma de entender el municipalismo ha venido trabajando en la configuración de una agenda de propuestas de políticas locales públicas, compatibilizando política urbana, ecología y feminismo, lo que se podría denominarse “el derecho a la ciudad”, en el que se incluyen derechos sociales, pero también un derecho de la ciudadanía a ocupar los espacios públicos, a la remunicipalización de servicios públicos municipales, como el agua, la energía, el transporte y la recogida de residuos. Buen ejemplo de lo dicho es el acuerdo impulsado por el grupo municipal de Unidas Podemos e Independientes que ha posibilitado la aprobación de un presupuesto municipal que introduce orden y método presupuestario, haciendo más viable a la corporación local, al tiempo que se incorporan políticas locales que permiten sentar las bases para un cambio profundo, orientado y centrado en las personas.
Sin duda, lo anterior solo será posible desde políticas y gobiernos municipales progresistas, habida cuenta, como se ha demostrado, las políticas liberales que se han venido aplicando durante décadas en Granada solo han empobrecido a la ciudad, llevándola al colapso financiero y a una fractura social y económica que ha situado a un 35% de la población granadina en riesgo de exclusión social.
El nuevo municipalismo, se entiende, además, en nuestro caso, como una herramienta de participación directa en el fortalecimiento de Andalucía atendiendo al marco constitucional y que nos permitirá seguir caminando democráticamente en la federalización del Estado, procurando, así mismo, una descentralización de las instituciones y economía de nuestra comunidad autónoma, como forma de generar más riqueza y un más justo reparto de la misma, reequilibrando el territorio y constituyendo un nuevo modelo productivo andaluz, autóctono, en el que la conexión ferroviaria es determinante para avanzar y, donde Granada juega un papel principal.
