De edil en Peligros a la primera línea de batalla contra el coronavirus en Madrid
Raúl López compagina sus tareas al frente de las concejalías de Fiestas e Igualdad en el ayuntamiento metropolitano con las de auxiliar de enfermería en un hospital de Leganés · "Esto nos servirá para valorar la vida", asegura
Que el coronavirus está sacando la parte más solidaria de muchas personas es algo que quizás a estas alturas de la situación no sea demasiada noticia. Cada cual está aportando su granito de arena de la mejor forma que entiende y sabe y es lo que por ejemplo hace desde hace un mes Raúl López, concejal de Fiestas e Igualdad en Peligros.
Auxiliar de enfermería de profesión en el Centro de Día Abenzoar, cuando comenzó la pandemia el espacio quedó cerrado por completo por la situación y entonces decidió ayudar a algunas residencias de mayores a conseguir material sanitario.
Pero el 'salto' que López daría y que le ha dejado una huella imborrable fue el que decidió dar para acudir a la llamada de emergencia que se hacía desde Madrid en busca se sanitarios ante la crisis que vivían.
"No me lo pensé y me vine para acá", explica a ahoraGranada. Después de ponerse en contacto con varios hospitales el Severo Ochoa de Leganés, el más castigado por la crisis sanitaria, lo contrató y desde entonces afronta su día a día en primera línea de batalla contra el coronavirus.
Cuando Raúl López llegó al centro sanitario lo hizo en el momento más duro vivido hasta ahora durante la pandemia, pues el centro alcanzaba su pico de contagios, lo que lejos de causarle miedo solo le impuso respeto, pues "se trata de un virus desconocido".
A partir de entonces le ha tocado vivir días "muy duros", de llegar a la habitación para ducharse y romper a llorar por todo lo que estaba viendo, pues "fue algo muy impactante que te deja en shock, ver a gente mayor o gente joven debatirse entre la vida y la muerte, sin parar".
Ahora, cuando viven la situación con algo más de calma, "temiéndole a esta tranquilidad", rebusca en sus recuerdos, tormentosos por momentos; para reconocer que le ha tocado vivir escenas muy duras. Resopla antes de responder la pregunta: "Hay personas que te miran a la cara sin hablar pidiéndote que les salves, cuando sabes que ya había poco que hacer".
"Ves gente con mala cara y que al día siguiente ha fallecido, gente que te pide que no te vayas, para esto no se está nunca preparado", añade Raúl López, quien subraya que detrás de todo esto, tanto en él como en sus compañeros hay un trabajo "físico, mental y emocional", ya que no se trata de la "normalidad" dentro de un hospital.
Entre las situaciones que además les toca vivir está en convertirse en la familia de quienes permanecen ingresados por el coronavirus: "Los cuidamos, los protegemos, porque están solos y no pueden tener contacto con el exterior, solo el que les permite la tecnología, lo cual agradecen enormemente".
Concejal en la distancia
Las circunstancias hacen que las obligaciones de Raúl López al frente de las áreas de Fiestas e Igualdad en Peligros hayan disminuido un poco, al menos en la primera, no tanto en la segunda, si bien las lleva desde la distancia.
"Hablo con Roberto García (el alcalde) día sí y día también, para ir desarrollando acciones y demás vinculadas sobre todo al área de Igualdad, con cuyos técnicos mantengo también un estrecho contacto", explica el edil.
López añade que la situación va a dejar una "secuela importante" durante meses y augura que la normalidad tardará "tiempo" en llegar, sin saber por ejemplo en qué circunstancias se celebrarán las fiestas de Peligros del próximo julio y si llegan a celebrarse.
Preguntado sobre todo el aprendizaje que le está dejando la situación, Raúl López añade que la situación le está marcando, porque está sacando "el lado más solidario" y por "una cosa o por otra" lo que esta pandemia ha traído es "valorar más la vida".
"Nos han privado de algo como es la salud y la libertad, por lo que debemos cambiar el chip en todos los sentidos y esto debería hacernos mejores personas, ver la vida desde la humildad", comenta desde la suya propia al tiempo que reivindica que el aplauso de las ocho de la tarde, cuando deje de hacerse presencialmente, se recuerde. "Que nunca olvidemos por lo que hemos pasado", concluye.
