La noche en la que Granada 'se saltó' el toque de queda
Los repetidos e intensos temblores hicieron que centenares de granadinos salieran a la calle ante el temor de que sus casas se vinieran abajo
"Ha sido horroroso", "los botes de la despensa se movían como si estuvieran bailando", "hemos tenido que salir porque pensábamos que se iba a caer algo, "ahora me siento más seguro fuera de casa", "no he vivido esto en mi vida"... Las conversaciones por teléfono o entre compañeros de piso, familias con hijos pequeños, personas mayores e incluso desconocidos se repetían por toda Granada en una noche en la que el miedo a los repetidos e intensos temblores hizo que durante más de tres horas la pandemia y el toque de queda quedaran en un segundo plano.
A las 22.36 horas, la sensación del pasado sábado volvía a muchos de los hogares de los granadinos. Con cierta calma, aunque pensando que había sido incluso mayor que el terremoto de hace cuatro días, muchos intentaban seguir con lo que habían dejado a medias tras el susto, pero tan solo ocho minutos después, y con una réplica de 2,7 entre medias, la tierra volvió a temblar de la misma forma que la primera vez. Estos dos seísmos de 4,2 hicieron que muchos, sin pensarlo, bajaran o salieran a la calle, pese a que lo más adecuado es permanecer en el lugar donde uno se encuentra.
Pero, lejos de terminar ahí, los terremotos se sucedían como cada uno de los minutos de esta larga y desconcertante noche. Hacia las 22.54 horas, otro sismo de magnitud 4,5 alertaba a los viandantes y quienes no se habían atrevido a dejar sus domicilios antes, ahora sí lo hacían.
Camino de Ronda, Recogidas, Alhamar, Plaza de los Lobos, Ribera del Genil, Jardín de la Reina, Arabial, calle Palencia o Paseo de Europa, la imagen se repetía en cada rincón de la ciudad. Unos con el pijama y la bata, otros con lo primero que habían cogido del armario, pero todos, móvil en mano, con el pánico de que la situación vivida volviera a suceder.
Al terremoto de 4,5 le siguieron otros 14 de menor intensidad hasta que terminó el martes, si bien la madrugada del miércoles no comenzó de forma diferente. Hasta 19 seísmos se han encadenado en las últimas horas, todos con una magnitud de entre 2,9 y 1,5.
Una intensa y angustiosa noche en la que pocos pudieron conciliar el sueño y en la que el miedo por la situación pudo con cualquiera de las restricciones de la pandemia.
