"Nos repartimos al 50%, él cocina y yo limpio"
Ponemos en marcha una nueva sección con la que se tomará el pulso de la calle sobre un tema de actualidad
El reparto de las tareas del hogar siempre es un tema espinoso. La limpieza del baño, las recetas de cocina o planchar en determinadas ocasiones se convierte en caballo de batalla entre marido y mujer, novio y novia, o compañeros de piso.
Juan es soltero y afirma que se hace cargo de las obligaciones domésticas de forma dúctil y que ni se queja ni se lamenta por tener que compaginarlas con su empleo de oficinista. Tampoco tiene ningún problema con cocinar. “Desayuno en casa y siempre como fuera por temas de trabajo. Para cenar...me bajo a un bar y con dos cervecillas he cenado”.
La limpieza no le supone ningún quebradero de cabeza. “Por las mañanas va una mujer a limpiar y la ropa me la lavan y planchan en la lavandería”.
Sebastián es informático y está sentado en la Fuente de las Batallas en la media hora de descanso entre la jornada. Vive solo y para él sí que representa un problema llegar a casa y tener que ponerse a cocinar, lavar los platos y arreglar un poco la casa.
“Qué duda cabe que después de comer, pues...como que te da un poco de pereza y pegas una cabezadilla, una siesta aunque sea de 20 minutos. ¿Los platos? Bueno, eso puede esperar un rato o incluso hasta la noche".
Irene es la responsable de una perfumería cerca del centro, que le quita como unas ocho horas de tiempo para ella al día. En las tareas de la casa funciona de forma ecuánime, al 50% con su marido, aunque al final no es tan equitativo como parece.
“A ver, a él le gusta cocinar, y ayuda mucho en casa. Nos repartimos bien las obligaciones y demás. Pero eso sí, los baños -la limpieza de éstos- me tocan siempre a mí, y cocinar casi siempre cocino yo, él sólo hace pasta”. De todas formas, declara, lo más engorroso y la limpieza en profundidad, mejor dejarlo para el fin de semana.
Isabel vive con su hermana menor, de 18 años, y con una compañera de piso. El joven que hay a su lado es Stefan, su novio, también alemán, que está en Granada de paso. Hoy (por el pasado jueves) han comido juntos en casa de ella y han cocinado arroz con pollo y verduras, y aunque era la anfitriona e iba predispuesta a hacer de comer, al final fue Stefan quien tomó las riendas de la situación.
Ir a las clases de la facultad le roba algo de tiempo, pero dice que es compatible con tener el piso medio ordenado. Isabel se pone de acuerdo con sus compañeras "para hacer la colada, respetando los turnos y firmando quién ha hecho la tarea, aunque mi hermana tiende a escaquearse. Pero es que es la pequeña”.
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