martes 21 mayo
Opinión  |   |

Granada Inteligencia Artificial

Cualquier realidad conquistada fue primero un sueño. Granada soñó una vez que podía ser una ciudad de la ciencia, que podría construir un futuro basado en empresas punteras que aprovecharan el talento inagotable de su universidad; soñó que podía cambiar, que podía ser más. Ahora que se cumplen 25 años de la fundación del PTS, podemos celebrar el éxito colectivo de una ciudad que ha sabido labrarse un presente que de otra forma no le hubiera estado esperando. Una ciudad que convirtió aquellos terrenos yermos junto a la autovía en un motor de innovación y desarrollo tecnológico que sigue generando riqueza y empleo para toda la provincia y que explica buena parte de lo que somos hoy.

Hace tiempo que Granada se cansó de salir únicamente por las estrellas y empezó a construir un futuro económico basado en la ciencia y en la tecnología. Además de haber madurado durante años su liderazgo en el sector biosanitario, ha sabido avanzar hacia otros campos de conocimiento y convertirlos en nuevas oportunidades de riqueza para todos. Según el ranking de Shanghai, la UGR es la mejor universidad de España y una de las primeras 150 del mundo en inteligencia artificial y en computación. Con el tiempo, la producción científica de sus premiados investigadores y la unidad de sus instituciones ha conseguido atraer la atención de 874 empresas tecnológicas (dato de 2021) que han entendido que Granada era una tierra de oportunidades. Ya somos vecinos de Unit4, Alight, INDRA, Google y T-Systems, además de acoger uno de los proyectos científicos más estimulantes del mundo como es el acelerador de partículas IFMIF-DONES.

Nada de esto es fruto de la casualidad. Se trata de un éxito premeditado y medido. Impulsado desde las instituciones y respaldado por los agentes sociales. Un nuevo fruto de esa “cultura del pacto” que últimamente reina en la ciudad y que está permitiendo a su alcalde, Paco Cuenca, hacer realidad su discurso de años sobre el valor de la ciencia como eje transformador de nuestro modelo productivo. Granada avanza impulsada por un pacto entre soñadores que ha conseguido que la actividad tecnológica ya aporte el 4’8% del PIB provincial, muy cerca de sectores tradicionales como la construcción (6’7%) o la actividad agraria (6’4%).

Ahora el Gobierno de España quiere repartir por todo el territorio nacional un ramillete de nuevos organismos públicos cuya ubicación en la capital ya no se justifica en un país de talento distribuido, entre ellas, la “Agencia Española de Supervisión de la Inteligencia Artificial” (AESIA). No debería ser una lotería ni un reparto de muletas. Se trata de colocar cada cosa en su lugar. Cada una de estas agencias supone una inversión de dinero público que debe buscar el máximo aprovechamiento situándose allí donde pueda despegar.

Granada es el referente nacional en inteligencia artificial, con agencia o sin ella. Tiene la historia, la producción científica, las empresas y las ganas. El Gobierno debe situar la agencia en el lugar adecuado, donde haya un contexto que la favorezca, donde haya gente que la entienda. Necesita los investigadores y las empresas que ya están en Granada. Llevarla a otro sitio sería un error tan grande como un país, porque Granada seguirá teniendo los científicos de referencia, las empresas líderes del sector y la voluntad política unánime de que la industria de la inteligencia artificial siga dando de comer a varias generaciones de granadinos y granadinas. ¿Dónde hay que firmar?

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Columnista
Pablo Hervás

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