martes 21 mayo
Opinión  |   |

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Con la que tenemos liada en esta ciudad a cuenta de la sede de la Agencia Española para la Supervisión de la Inteligencia Artificial (Aesia), podrán usted pensar que soy un moñas por dedicar este articulo a la Navidad. Pero, a estas alturas, todos los agentes sociales, políticos, económicos y científicos han acabado coincidiendo en una misma línea discursiva que, con mayor o menor tino, ha puesto de manifiesto que esta ciudad no puede recrearse en el inicial cabreo y decepción por la decisión del Gobierno de la nación de no concedernos la sede de la Aesia. Todos han reparado, unos antes que otros, que Granada ya era y seguirá siendo una referencia internacional en Inteligencia Artificial, con Agencia o sin Agencia. El error en el que, sin duda, ha incurrido el Gobierno de la Nación al no reconocer los méritos de nuestra ciudad, ha servido para que todos asuman que la marca “Granada Ciudad de la Ciencia” no es un mero slogan sino que es una realidad sobre la que ha de asentarse el futuro desarrollo económico de nuestra ciudad. Y todos estamos de acuerdo en que es necesario pedir explicaciones, exigir transparencia y, en su caso, activar los procedimientos administrativos o judiciales que fueran menester y que, por cierto, son posibles gracias al procedimiento reglamentado por el propio Gobierno de la Nación para la determinación de las sedes físicas de los nuevos entes que pasen a integrar la Administración institucional del Estado.

A partir de ahí, mucho por hacer y poco más que decir, salvo que se quiera entrar en una competición por ver quien está mas indignado con el Gobierno de la Nación o salvo que se quiera aprovechar la coyuntura para meter el dedo en el ojo del adversario, lo cual nada tiene que ver ni con Granada, ni con la Inteligencia Artificial, ni con la inteligencia a secas. Es más, alcanzado un amplio consenso en la valoración, en la unidad de acción y en la reacción cualquier añadidura puede correr el riesgo de caer en la desmesura, como lo es pedirle mesura al Alcalde por defender los intereses de su ciudad y por pedir y requerir transparencia y el reconocimiento que Granada se merece, ni más ni menos.

He de confesar que he estado tentando de seguir dándole vueltas al tema de la Aesia y aprovechar para incordiar un poco preguntando, por ejemplo, al señor Bonilla si el generoso ofrecimiento del asesoramiento jurídico de la Junta de Andalucía para, en su caso, recurrir la decisión del Gobierno de establecer la sede en la Aesia en A Coruña, también se lo hará a Sevilla para defender la concesión de la Agencia Espacial Española, por el mismo órgano y con el mismo procedimiento, frente a los recursos de Aragón y Teruel existe. Pero nada provechoso añadiría y, sobre todo, no sería muy coherente con el espíritu navideño que corresponde con estas fechas.

Y es que la Navidad ya está aquí y con la que está cayendo no reparamos que, dentro del Gobierno municipal, hay quien está ocupado y preocupado por preparar Granada para estas fiestas. Pocas veces se llega a apreciar que alguien tiene que elegir el alumbrado navideño, que alguien tiene que decidir sobre el resto de la ornamentación navideña de la ciudad y de valorar, evaluar y ejecutar la ocupación de espacios públicos con atracciones que prolonguen a las calles y plazas de la ciudad la celebración compartida de estas fiestas, que alguien tiene que organizar una programación cultural y de ocio que, más allá de procurar entretenimiento, ofrezca una vivencia plural y diversa de la Navidad. Pero, sobre todo, pocas veces se repara en que en estos pequeños detalles y en estas humildes ocupaciones también se muestra y se demuestra una idea y un proyecto de ciudad.

Durante muchos años, con el PP, la Navidad y la ciudad empezaba en la Plaza del Carmen y terminaba en Gran Vía. Durante muchos años, con el PP, veíamos languidecer el comercio de proximidad también en las fechas navideñas sin otra reacción que un encogimiento de hombros. Durante muchos años, con el PP, la Navidad era una fecha propicia, como el resto del año, para no hacer nada.

Es posible que una pista de hielo en la plaza Bib-Rambla se vista como un mera atracción, pero detrás hay un claro compromiso del Gobierno Municipal con el comercio tradicional y con el sector hostelero al conseguir que las granadinas y granadinos tengan una razón para disfrutar del centro de la ciudad y, a un tiempo, de sus tiendas, bares y restaurantes frente a la opción de los fríos y lejanos centros comerciales. Cuando desde el Ayuntamiento se programan y desarrollan más de cincuenta actividades culturales en todos los barrios de la ciudad, se pone de manifiesto una compresión integral, igualitaria y participativa de la ciudad que no es casual y que va mucho más allá del mero disfrute del ocio.

Sin duda Granada es la ciudad de la Inteligencia Artificial y sin duda Granada es una ciudad con una Navidad Inteligente.

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Columnista
Baldomero Oliver

Profesor de Derecho Constitucional de la Universidad de Granada

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