Necesitamos una alternativa
Seguí por TG7 el pleno del Ayuntamiento de Granada del pasado martes en el que se debatía una nueva propuesta de modificación del Impuesto sobre Bienes Inmuebles (IBI) formulada por el grupo de gobierno del PSOE. Tengo que reconocer que el debate me produjo decepción e indignación.
Decepción por el nivel de las intervenciones. Manifiestamente mejorable. E indignación al comprobar la utilización de medias verdades o directamente mentiras en algunos casos. Y bastante demagogia.
Cada partido tiene derecho de fijar la posición que considere más conveniente ante cada asunto, pero se supone que tienen la obligación de mantener cierta coherencia, utilizar argumentos sólidos y por supuesto exponerlos ante la gente con la máxima claridad.
En octubre se aprobó la modificación del Plan de Ajuste, con los votos del PSOE y la abstención del PP, que de esta forma permitía al grupo de gobierno sacar adelante la enésima reforma de un Plan de 2012 que jamás se ha cumplido.
El nuevo Plan prevé una subida acumulativa del 4% anual, entre 2018 y 2020, de los valores catastrales de todos los inmuebles, que sumados al 4% que subieron en 2017 suponen un incremento total del 17,31%. Y 11,39 millones de mayor recaudación.
Propone también la reducción “progresiva en función de los valores catastrales” del 5% de la bonificación por domiciliación de los recibos del IBI, la eliminación total de la misma bonificación en el Impuesto sobre Vehículos y suprimir la bonificación para vehículos de más de 25 años. En total otros 2,18 millones.
En ese mismo pleno se aprobó inicialmente la modificación de las ordenanzas fiscales, para implementar aquellas medidas incluidas en el Plan de Ajuste. También gracias a la abstención del PP, que justificó el Sr Ledesma como un “ejercicio de responsabilidad”.
El 22 de diciembre se votaba la aprobación definitiva de esas ordenanzas. Pero ahora se rechaza. Paradójicamente el PP vota en contra, contradiciendo su apoyo vía abstención tanto al Plan de Ajuste como a las ordenanzas. Complicado explicar la coherencia de tal cambio de sentido de voto.
En el pleno del martes pasado el equipo de gobierno insiste y propone al pleno la modificación de los tipos del IBI. Introduciendo una mínima progresividad, insuficiente en mi opinión. Algo a lo que sistemáticamente se había negado cuando lo propusieron otros grupos. La propuesta consistía en bajar el tipo general en un 0,89% y subir en un 42,86% los tipos diferenciados (recargados), aquellos que afectan a los inmuebles con usos no residenciales, pero sólo a partir de un determinado y alto umbral de valor catastral.
Aquí es donde comienza el baile de argumentaciones. El PSOE da a entender que la propuesta consiste en bajar el IBI un 1% a la inmensa mayoría de granadinos y un 4,5% al pequeño y mediano comercio. La realidad es que el IBI sube este año a todas las viviendas un 3,11%. Y que a los inmuebles que antes estaban en un tipo diferenciado pero ahora quedan por debajo del umbral de recargo, se le baja un 0,71%. Los 557 inmuebles con altísimo valor catastral y usos no residenciales sufrirían una subida del 46,86%.
Ciudadanos rechazó radicalmente la propuesta dando a entender que votando en contra no subiría el IBI, cuando la realidad es que sube el 4% para todos y sin ninguna corrección de progresividad.
El PP se opone también radicalmente, afirmando la Sra. Rocío Díaz que su partido es el único que ha bajado los impuestos, y el Sr. Ledesma que el PP congeló el IBI entre 2012 y 2016. Oculta sin embargo que fue el PP, el 9 de julio de 2015, el que solicitó la actualización de los valores catastrales, que el Ministerio del Sr. Montoro aprobó. O que desde 2001 el IBI ha subido un 101,29%.
Lo cierto es que en esta ciudad tanto PP como PSOE han demostrado que saben gastar, pero no tanto gestionar. Y que ambos cuando les falta dinero se limitan a cargar a los granadinos con mayores impuestos. Así gobierna cualquiera.
