viernes 26 abril
Opinión  |   |

Vamos, ¿a dónde?

En los últimos siete meses estamos asistiendo a la retransmisión casi en directo del conflicto interno en el grupo municipal de Vamos, Granada. A nadie le sorprende que en un partido o grupo político, por pequeño que sea, existan desavenencias y que éstas puedan llegar a adoptar ciertos niveles de crispación. Los conflictos son inherentes a la condición humana y a los colectivos. Y en el ámbito de la política todo suele ser más apasionado.

No obstante, en este caso concreto llaman la atención varios aspectos. En primer lugar, la virulencia del enfrentamiento. El elevado grado de crispación y agresividad que se manifiesta en cada escrito o en cada comunicado, en los que suelen incluir palabras y calificaciones de grueso calibre. El caso ha llegado ya a los tribunales en casi todas las vertientes, desde la vía penal, con denuncias por vulneración del derecho al honor o por violación de las comunicaciones, entre los propios concejales del grupo; por prevaricación, contra el alcalde; o hasta la vía civil, contra la expulsión del partido… Además de al Consejo Consultivo de Andalucía.

En segundo lugar, lo continuado del conflicto, mantenido en el tiempo, con reiteraciones y recordatorios semanales para que no se olvide que está vivo e in crescendo.

En tercer lugar, la dificultad, casi imposibilidad a estas alturas, de que se atisbe una posibilidad de solución pacífica al enfrentamiento.

Como decía más arriba el conflicto es consustancial a los colectivos humanos, pero éstos suelen dotarse de mecanismos más o menos civilizados para su enfriamiento y resolución. Desde luego los partidos políticos, conscientes del daño a su imagen y al su apoyo electoral que las luchas internas les causan, suelen esforzarse en ponerle sordina a sus disputas internas y tratan de solucionarlas de la forma más rápida y discreta posible.

En el caso de Vamos, Granada está sucediendo todo lo contrario. Incluso llama la atención que algunos de sus portavoces hagan alarde del valor de la transparencia que supone que sus trapos sucios se laven en la plaza pública. Dudo mucho que sus votantes piensen lo mismo. Estoy seguro de que las personas que le dieron sus votos perciben con desasosiego y decepción el lamentable espectáculo que se está dando.

Por cierto ¿alguien conoce algún motivo de discrepancia política que hubiese provocado la ruptura?. Me temo que no, por mucho que ahora se empeñen en algún caso en revestirlo de diferencias programáticas e incluso fuercen el voto diferencial en algunos asuntos de los últimos plenos municipales.

Llama la atención, hasta el punto de inducir cierto grado de compasión, observar la incapacidad manifiesta de este grupo para resolver esta crisis a pesar del evidente daño político, de imagen y personal que les está causando.

Pero también resulta llamativo el hecho de que Podemos, tanto a nivel provincial como andaluz, no diga nada al respecto, ni adopte ninguna medida para tratar al menos de crear un círculo de protección de su propia marca respecto a la imagen pública que está dando Vamos, Granada. El nombre de este grupo aparece en los medios de comunicación indefectiblemente unida a la de Podemos, del que sería su “marca blanca” en la ciudad. Por tanto parecería elemental que Podemos adoptara medidas para cortocircuitar cualquier grado de afectación de la crisis de Vamos, Granada hacia el propio partido y sus expectativas futuras.

Los ciudadanos, con independencia del partido al que votemos, más que la existencia de conflictos internos en los partidos lo que no perdonamos es su propia incapacidad para resolverlos de forma más o menos razonable y sensata. ¿Cómo un partido que se muestra incapaz de resolver sus diferencias internas va a obtener nuestra confianza para gestionar los intereses comunes de la ciudad, la comunidad autónoma o el Estado?.

La nueva política tiene mucho que aprender. Hay cosas que ni la bisoñez puede amparar. Por favor, pónganse a solucionar sus propios problemas, por su bien y por el de todos nosotros. Piensen que existen porque la sociedad los necesita. Estén a la altura.

Miguel Martín Velázquez
Colaborador de Ahora Sí

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