Esfuerzo en el horizonte en el primer día de clases de la Universidad de Granada
La normalidad, protagonista en las facultades de la capital · División entre los alumnos de Ciencias de la Salud ante el traslado al nuevo edificio del PTS
Las clases poco a poco van volviendo a la normalidad. Foto: Álex Cámara
Unos 55.000 alumnos universitarios están llamados desde este martes a incorporarse de forma escalonada a las clases en la Universidad de Granada, cuyo primer día ha contado con normalidad en el desarrollo del mismo, los habituales despistes para llegar al aula a tiempo o la calma chicha con la que muchos se toman estas primeras semanas hasta que empiezan a coger el ritmo.
La división entre los universitarios por el traslado de los grados relacionados con Ciencias de la Salud al Parque Tecnológico de Ciencias de la Salud es uno de los aspectos más destacados durante este primer día.
Así queda constatado solo con preguntar en dos de las facultades afectadas. En Medicina, Joel, que cursa segundo de esta carrera, y quien bromea con el hecho de no haber sido puntual el primer día, fecha a partir de la cual hay que "aplicarse" pero sin necesidad de alcanzar el máximo nivel de esfuerzo.
Preguntado sobre los cambios de facultades, para este alumno la modificación será beneficiosa, pues vive en un pueblo próximo al PTS. Sin embargo, el edificio de la avenida de Madrid "tiene su encanto" y asegura que lo echará de menos, al tratarse de un inmueble histórico.
Para Lourdes, estudiante de cuarto de grado de Fisioterapia, la modificación "no es necesaria" pues todos los hospitales y las infraestructuras están próximas a la Facultad. Además, a su juicio hay un problema añadido, el transporte público: "Se mezcla todo". Pese a que reside próxima al actual centro, asegura que no cambiará su domicilio porque es el último año de carrera.
Más responsabilidad
Pero más allá de este debate, el primer día en la Universidad no es el mismo, obviamente, para los que arrancaron hace ahora casi un lustro que para quienes tienen que ir preguntando dónde están estas o aquellas aulas. Así, Lourdes dice además que este año tiene "más responsabilidad" principalmente promovida por las prácticas que ha de desarrollar. Como consejo a los que empiezan, "que estudien mucho y si no les gusta, que se salgan".
Y es que para estudiar una carrera complicada hay que tener algo de vocación. Podría ser el caso de Julio y Miguel, dos alumnos que cursan cuarto de Ingeniería Civil quienes reconocen que lo van "controlando" todo poco a poco: "En primero te dan palos poro todos lados".
Este año su horario ha sido algo caprichoso y les ha implantado horario lectivo los viernes por la tarde, de 17.30 horas a 21.30 horas: "¡¡¿Qué dices?!!", le exclama el uno al otro al enterarse, en el primer día, que se acabaron los descansos el último día de la semana. Esto, a juicio de Julio, perjudica a aquellos que empleaban esas tardes para ir a su pueblo.
Con los 'manidos' recortes, suspender una asignatura no siempre es de buen gusto no solo por la moral, sino para el bolsillo. Los cates cuestan dinero, "y mucho", y lejos de contribuir a la mejora del rendimiento del alumnado, a juicio de estos dos estudiantes "te presiona y agobia mucho más. Me parece bien que cueste más, pero no quedarse sin convocatorias".
María Ángeles y Patricia se toman un descanso en las inmediaciones de la Facultad de Caminos, aunque ellas deberían estar en Ciencias: "Estamos aquí descansando". Con horarios diferentes, cada una tiene una forma distinta de afrontar este martes. Es el primer día para una en una Universidad, la otra ya se conoce el percal.
Son solo media docena de historias de un primer día universitario que tiene el esfuerzo en el horizonte para alcanzar los objetivos marcados y el deseo de trabajar en lo que uno quiere, todo aunque la crisis no lo permita, pero eso es harina de otro costal.
