viernes 26 abril
LA CRÓNICA HORIZONTAL   |   | Luis F. Ruiz

Errores que a estas alturas son más errores

Dos codazos inexplicables, solo un cambio con uno menos durante una hora, la pérdida del balón de Biraghi, Rochina por banda en lugar de por dentro... el calendario ya no pasa ni una

Los jugadores del Granada CF, tirados en el suelo ante el gol del Espanyol. Foto: Álex Cámara

Los jugadores del Granada CF, tirados en el suelo ante el gol del Espanyol. Foto: Álex Cámara

Equivocarse en el mes de agosto puede tener unas consecuencias que nada se asemejan a los fallos que un equipo de fútbol pueda cometer en el mes de marzo, abril o mayo. El calendario ya ha llegado a un punto de no retorno, en el que todo lo que se yerre pasa una factura de dimensiones incalculables que, unido al infortunio en defensa o delantera, los fallos que puedan cometer los árbitros y alguna que otra alineación planetaria hasta ahora imprevista, pueden mandarte a Segunda más pronto que tarde.

Grabarse a fuego esta situación a buen seguro que la tienen ya la mayoría de los jugadores de los equipos que están en la parte de abajo, aunque no siempre parece tenerla a mano cuando más la necesitan y cuando la cordura o el raciocinio deben imponerse a cualquier pensamiento emocional que desvíe la atención de lo verdaderamente importante: lograr el objetivo final.

Por poner un ejemplo, David Barral no debía estar pensando en ello cuando en dos acciones aisladas se marchó a vestuarios en solo 15 minutos. Que vale que González González pudo ser más o menos riguroso en aplicar el reglamento, pero también es innegable que el jugador gaditano del Granada CF le dio argumentos más que suficicientes para que fuera expulsado. Dos codazos que fueron un error a partes iguales y que dejaron al equipo que jugara con uno menos más de una hora.

Ante esas, José González podía mover ficha, haber planteado cualquier determinación, pero sin embargo optó por dejarlo todo como estaba, sobre todo porque Rochina marcó un gol que además pudo generar ciertas dudas en el inicio de la jugada, cuando Success robó el balón en posible falta; y en el final, cuando el remate del valenciano se produjo en posición más que dudosa de El Arabi, que aún no rematando sí participó en la distracción de la defensa.

Y con el gol a favor y con el 1-0 llegando a los minutos de la 'malafollá' solo llegó un cambio, el de Success por Edgar. Inexplicable para muchos que tal y como estaba el patio el técnico gaditano solo se decantara por esta posibilidad. Pero sus decisiones son con las que hay que reír y llorar, pese a que quedase demostrado que Rochina está pidiendo a gritos jugar por dentro, porque es su lugar natural y es al sitio que el cuerpo le pide que se vaya en numerosos momentos del partido.

A todo ello también hay que añadirle los momentos en los que los jugadores, humanos, se equivocan y fallan en su contra, como Biraghi en la jugada en la que Javi López se lleva la pelota para tratar de hacer el 1-1 que finalmente consigue no sin fortuna.  A estas alturas de la temporada los errores son más errores. Y ante ellos, que seguirán llegando, solo queda tratar de suplirlos con acierto y concentración, la que exige un equipo que busca la permanencia en Primera.

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