Granada prepara el Botellódromo para afrontar el 'gran examen' de octubre
El alcalde reconoce de las dificultades que puede tener esta medida, aunque las irán "resolviendo con el tiempo" · La llegada de universitarios marcará el reto a superar
Operarios colocan las vallas para el cierre del botellódromo. Foto: Luis F. Ruiz
La calle María Moliner, en la zona más próxima al recinto del Botellódromo, ha quedado acordonada en la mañana de este viernes como medida disuasoria para el cierre de este espacio para el consumo de bebidas. Es el primer paso que ha dado el Ayuntamiento de Granada ha dado antes de que en octubre se produzca la llegada de miles de universitarios que pondrán a prueba la medida que prohíbe el botellón en cualquier punto de la ciudad, incluido este espacio de Arabial.
Vecinos y los mismos partidos que consensuaron esta decisión municipal hace unos meses han visitado este miércoles la zona acompañados del alcalde, Francisco Cuenca, quien ha explicado a los residentes cuáles son los puntos débiles y fuertes de esta medida, que a su juicio no tiene "ningún inconveniente", aunque sí puede deparar "dificultades".
Cuenca ha explicado a los periodistas que esto es "un proceso" y los jóvenes tienen "derechos", aunque ha pedido a los propios usuarios de este recinto junto a la A44 que "en ese marco de conciencia y convivencia" que se impliquen. Los problemas que vayan surgiendo se irán "resolviendo con el tiempo". Aunque el Ayuntamiento de Granada es "consciente" de que se pueden producir distintos espacios para el consumo, tienen claro que no se permitirán "nuevos focos donde se limite la posibilidad de descanso".
El alcalde también ha destacado el "valor simbólico" que tiene esta medida en la ciudad, marcada por "una identidad nefasta" de ser la 'capital del botellón'. "No íbamos a estar nunca reconocidos a nivel nacional como un valor fundamental en materia de cultura, ciencia y conocimiento mientras tuviéramos la lacra de ser la capital del botellón", ha manifestado.
